En todo el territorio del Reich (Alemania, Austria, Checoslovaquia) hay unos 375.000 judíos a quienes se les prohíbe salir a la calle a partir de las 20 horas en invierno y de las 21 en verano. Se lleva a cabo la confiscación de todas sus radios.

A los tres días de comenzadas las hostilidades, resulta ya claro para todos que Polonia lleva las de perder. No sólo no se ha podido detener a las fuerzas alemanas en ningún frente, sino que la desorganización en las filas polacas -agudizada por la destrucción de sus lineas de comunicación por parte de la Luftwaffe- hace muy difícil la coordinación de una respuesta eficaz. Sin embargo, HITLER no está tranquilo. A pesar de los éxitos militares, la población civil alemana, angustiada y temerosa, no muestra la adhesión que el régimen esperaba ante la nueva aventura. Tampoco parece que las declaraciones de buena voluntad, como el lema “Por la paz” con que se anuncia la reunión anual del partido, resulten demasiado creíbles. Pero, para su alivio, Francia e Inglaterra aún no han movido pieza.

Todo cambia a primera hora de la mañana, cuando el embajador británico en Berlín, Henderson, entrega al consejero de embajada e intérprete de Hitler, el doctor Paul Schmidt, el siguiente ultimátum: “Si antes de las 11.00 h Alemania no ofrece seguridades de que suspenderá las hostilidades y se retirará de Polonia, Gran Bretaña se considerará en guerra”. La falta de respuesta alemana hace que Neville Chamberlain anuncie por radio, a la hora señalada, la declaración de guerra. Hitler queda estupefacto, y dirigiéndose a Ribbentrop, su ministro de Exteriores, dice: “¿Y ahora qué?”. Una hora más tarde llega el ultimátum francés. Franceses e ingleses cumplen su promesa para con Polonia. Su “guerra local” se ha convertido de pronto en una guerra general. HITLER pensaba que una vez más, como ha ocurrido meses atrás con Austria y Checoslovaquia, iba a salirse con la suya sin que las democracias occidentales reaccionasen. Pero por una vez sus cálculos han fallado.

En la pasada Guerra Civil española, el bando franquista ha recibido ayudas importantes de la Italia fascista y de la Alemania nazi. Al empezar la Segunda Guerra Mundial, el setiembre de 1939, parece lógico que la España de FRANCO se alinee con los países fascistas. Pero España, en esta fecha, se declara neutral en el conflicto bélico que ha estallado en Europa. Esta posición se justifica por la maltrecha situación del país tras tres años de guerra civil y por la neutralidad de España en la Primera Guerra Mundial. Francia e Inglaterra advierten a Franco de la conveniencia de la neutralidad de España.

Ni Francia ni Gran Bretaña parecen tener prisa por entrar en acción para aliviar a las fuerzas polacas. Terminada la batalla por el corredor de Dánzig, ésta pierde su condición de «Ciudad libre» tras ser anexionada a la Alemania Nazi. Diecinueve divisiones polacas con más de 180.000 hombres están cercadas en Bzura (cerca de Varsovia). De nada han servido el coraje y la valentía desplegados por el Ejército polaco -que, según algunas fuentes, ha incluido una suicida carga de caballería- ante la mayor preparación y coordinación de las tropas de Von Brauchitsch, apoyadas por un superior material.

Las tropas alemanas atraviesan las líneas polacas entre Lodz y el río Pilica y llegan a las afueras de Varsovia. Allí, preparan un doble envolvimiento para capturarla. El Gobierno polaco se refugia en Lublin.

El 6 de septiembre FRANCO telegrafía al embajador en Roma con instrucciones de que suplique a MUSSOLINI que intente lograr la rendición de Polonia lo antes posible para evitar el avance militar soviético hacia Europa. Su posterior condena de la destrucción de Polonia será contra el dominio soviético, no contra la agresión nazi. Sólo el sector más duro del falangismo está satisfecho con el estallido de la guerra, porque están convencidos de que será el modo de extender el nuevo orden autoritario. El Régimen de FRANCO tiene la mirada puesta en Roma, más que en Berlín y MUSSOLINI y sus seguidores están igual de interesados en entablar una relación especial con España, a la que ven como un socio y satélite. Incluso se piensa en la idea de formar un bloque neutral de países autoritarios del sur de Europa con Italia a la cabeza y reemplazar el eje Roma-Berlín con un eje Roma-Madrid. FRANCO se queda un poco asombrado ante la perspectiva de lo que él llama un “eje sin fuerza”. Al final, MUSSOLINI terminará por abandonar la idea.

A las 7 h, la 4ª Panzerdivisión alemana ataca Varsovia, pero es rechazada inicialmente con ayuda de la población civil, dirigida por su alcalde, Stephane Starcynski. La batalla de Varsovia ha comenzado.

Los ejércitos Posnania y Pomorze enlazan para contraatacar a los alemanes, faltos de combustible, en el río Bzura y aligerar así la presión sobre la capital. Comienza la batalla de Bzura (9 al 19) con cierto éxito polaco y confusión en las filas germanas. Varsovia queda momentáneamente salvadas.

Cae el puerto de Gdynia, cerca de Danzig, con lo que Polonia queda aislada por mar. Unidades polacas dispersas marchan hacia el sudeste, cerca de la frontera rumana, con el fin de reagruparse.