ATILA que se ha retirado hacia el centro de su imperio, la llanura de Tisza, contrae este año nuevo matrimonio y lo celebra con tan enorme entusiasmo, que muere en su tienda la misma noche de su boda.

Tras la muerte de Atila, los ostrogodos -dirigidos por TEODOMIRO- aliándose con sus antiguos vasallos y rivales, los gépidos -al mando de Arderico-, logran vencer a las fuerzas hunas comandadas por los hijos de Atila en la batalla de Nedao. Destruyen el imperio huno en las llanuras de Panonia y matan a Elac, hijo y heredero de Atila. Los hunos no pueden resistir este ataque y prácticamente desaparecen de la historia sin haber conseguido su sedentarización ni la asimilación de una organización social. Los restos de las hordas hunas -según algunos historiadores-se repliegan a la parte meridional de la estepa rusa donde fundarán, junto a los uigures, el kanato (= reino) búlgaro.

En la fecha, los antepasados de los húngaros, los magiares, acaudillados por ALMUS, van a parar al territorio de la Hungría actual. Encuentran establecidos en ella varios pueblos -los hunos de Atila, desde el siglo V; los gépidos, desde los siglos V y VI; los avaros, desde los siglos VII y VIII; los eslavos, en los siglos VIII y IX- a los que expulsan a las montañas próximas, mientras ellos se establecen a orillas del Tisza bajo la soberanía de ÁRPÁD (894-907), hijo de ALMUS. Quizás en su apogeo inspiran a los europeos occidentales el mismo temor que han suscitado los hunos varios siglos antes.