NICOLÁS EYMERIC (Inquisidor general de Aragón)

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El Inquisidor EYMERIC se encuentra en Aviñón redactando su Directorium Inquisitorium cuando llega a la ciudad CATALINA de Siena.


El Inquisidor EYMERIC se encuentra en Aviñón redactando su Directorium Inquisitorium cuando llega a la ciudad CATALINA de Siena acompañada de sus amigos, envuelta en el hábito de su Orden, luego de atravesar los Alpes. Lleva el estigma de las llagas de Cristo y vive solamente del Santo Sacramento. Anima al papa GREGORIO XI a que vuelva a Roma, recordándole la promesa que le ha hecho en cierta ocasión, cuando era aun cardenal, de restaurar la cátedra de S. Pedro si llegaba a ser Papa. La Inquisicón comienza a realizar sus investigaciones sobre CATALINA mientras está en Aviñón. El pueblo ha empezado a murmurar que ella puede ser, despues de todo, una de aquellas falsas místicas que parecen ser santas sin serlo y están llenas de herejía y de todas las locuras.

CATALINA de Siena es interrogada por tres inquisidores. Indudablemente no hallan herejía en ella.


Un día llaman a CATALINA de Siena tres inquisidores; uno de ellos es un arzobispo franciscano. No está claro si el propio EYMERIC es uno de ellos precisamente. La hacen toda clase de preguntas acerca de sus éxtasis, sus ayunos, sus creencias… Indudablemente no hallan herejía en ella. Una cosa es criticar la vida de los Prelados, e incluso hacer advertencias al Papa en su propia cara, y otra, del todo distinta, negar la autoridad de la Iglesia y del Vicario de Cristo.

Fallece en Girona el Inquisidor EYMERIC.


El Inquisidor EYMERIC, mientras tanto, había regresado a España a un convento de dominicos de Girona, dedicándose a luchar contra la obra del místico mallorquin Ramón Llull, la cual, seis décadas después de la muerte de su autor, gozaba de una gran popularidad hasta en los más elevados lugares. EYMERIC no oculta su convicción de que Llull había sido uno de los herejes más peligrosos, y su intención de obligar a los lulistas a abjurar de sus errores o atenerse a sus consecuencias. Hasta su muerte en 1378 se dedica a luchar principalmente contra los lulistas y también contra VICENTE FERRER contra quien abrigaba un formal cargo por decir con poca discreción que Judas podía haberse salvado.