MORISCOS

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Mas de 3.500 moriscos de la ciudad de Granada son expulsados de la misma y dispersados por toda La Mancha.


Aben Humeya es traicionado y muere estrangulado por su primo Abén Aboo -Diego López- quien se proclama “rey de los andaluces”. Muere a su vez asesinado y su cabeza es expuesta públicamente en Granada. La presión militar efectuada por JUAN DE AUSTRIA contra los rebeldes moriscos refugiados en las montañas, una vez divididos los rebeldes, muerto Aben Humeya y, más tarde, Aben Aboó que le ha sucedido, consigue sofocar aquella rebelión en 1571. Más de 3.500 moriscos de la ciudad de Granada son expulsados de la misma y dispersados por toda La Mancha. El territorio será repoblado por españoles de diversas regiones.

A fines del siglo XVI la población morisca en España, asciende a 275.000 personas.


A fines del siglo XVI la población morisca en España, asciende a 275.000 personas. Especialmente en Valencia se concentra la mayor parte de la misma; el resto está distribuido por Castilla, Extremadura, Murcia y Andalucía. Fundamentalmente los moriscos viven en el campo, en calidad de vasallo de los señores laicos, en condiciones mucho más duras que la población cristiana. Sólo algunos núcleos viven en las ciudades como artesanos, y otros son arrieros o buhoneros. Todos los conversos dudosos han sido muertos o expulsados, con el consiguiente debilitamiento para el país, pues la ha costado la pérdida de muchos trabajadores esforzados y capaces.

El Tribunal del Santo Oficio mantiene durante todo el reinado de FELIPE II una intensa actividad.


El Tribunal del Santo Oficio mantiene durante todo el reinado de FELIPE II una intensa actividad, como demuestra el hecho de que es en ese período en el que más procesos incoados se registran, causas que en una elevada proporción, se siguen contra los musulmanes, pues el llamado problema morisco sigue enquistado en la política imperial española. La larga serie de procesos abiertos se complementa con diversas medidas coercitivas contra la población morisca, lo que provoca revueltas que determinarán al Consejo de estado a decretar en 1582, su expulsión de España. Sin embargo, los conflictos internacionales del momento retrasarán la puesta en práctica de esta medida hasta el año 1609. Por otra parte, los sectores feudales que reciben rentas defienden una lenta política de asimilación.

Se plantea la posibilidad de expulsión de los moriscos en España, propuesta que es rechazada por FELIPE II.


De todas formas, la frontera de la cristiandad se relaja tras la victoria de Lepanto, centrándose la atención de la monarquía en la frontera de la catolicidad con los países protestantes del norte de Europa. De ahí que los problemas del reino de Valencia vuelvan a adquirir un carácter secundario. El nuevo clima político y contrarreformista da lugar al incremento de la intransigencia hacia la heterodoxia, lo que enrarece el ambiente intelectual y endurece la posición hacia los moriscos, llegando a plantearse la posibilidad de su expulsión en 1582, propuesta que es rechazada por FELIPE II. Asimismo, se refuerza el papel de la Audiencia, mientras que el virreinato tiende a conferirse a nobles de origen castellano, lo que les permite actuar con mayor energía en la represión del bandolerismo y la conflictividad social, dictando severas medidas de control que vulneran claramente la legalidad foral.

Esta pieza también aparece en ... FELIPE II el Prudente (Rey de España) (1556-1598)

Valencia es ocupada por los moriscos de la región y por franceses venidos en barco.


La participación de los moriscos, repartidos por toda España después de la rebelión de las Alpujarras, en conspiraciones con los enemigos de la patria es cierta. El tráfico de espías entre las comunidades moriscas y Argel, Estambul y París es constante. Muchos moriscos ayudan a los piratas berberiscos a asolar el Levante español. Pero la conjura más peligrosa se produce entre el rey francés ENRIQUE IV -seguramente instigado por Antonio Pérez-, el sultán y los protestantes suizos. La señal del ataque se da el 31 de marzo, Jueves Santo de 1605, en Valencia, que será ocupada por los moriscos de la región y por franceses venidos en barco; a continuación se sublevan los moriscos de Castilla y Aragón y un ejército francés cruza los Pirineos en dirección a Pamplona. El plan se desbarata gracias a dos denuncias: la de un morisco valenciano converso y la del rey inglés Jacobo I, a quien el francés ha propuesto participar en la destrucción de España. Por tanto, la expulsión de los moriscos fue un acto político justificado y no capricho de un rey fanático y de sus consejeros.

FELIPE III acepta la propuesta del Duque de Lerma y toma la decisión de expulsar a los moriscos de España.


En la fecha, FELIPE III acepta la propuesta del Duque de LERMA y toma la decisión de expulsar a los moriscos de España. El Duque de LERMA teme, sin embargo, la repercusión económica que tendrá aquella medida, por lo que decide que los dueños de moriscos sean indemnizados, atribuyéndoles la libre disposición de las tierras que aquellos han cultivado.

Expulsión de los moriscos de España


De los cerca de 300.000 moriscos expulsados, unos 80.000 se dirigen a Túnez, donde son muy bien acogidos. Otros van a engrosar la república pirata semiindependiente de Salé o se integran en las burguesías de Tetuán, Tánger, Fez, Marraquech, Xauen y Mequinez. Finalmente, el contingente que va a parar a Argel acaba despojado de sus pertenencias por las tribus nómadas. Sólo pueden quedarse en los reinos hispánicos los menores de seis años que sean hijos de morisca (a quien también le está permitido quedarse) y cristiano viejo. Si el padre es morisco y la madre cristiana vieja, aquél será expulsado y ella se quedará con los hijos. La expulsión es acogida por la población cristiana con alegría y procesiones y se componen himnos y cánticos para agradecer al cielo el destierro de “la pestilencia pegajosa de los moriscos”.

Esta pieza también aparece en ... FELIPE III el Piadoso (Rey de España)(1598-1621)

Se pregona en Valencia el bando de expulsión de los moriscos


El bando de expulsión de los moriscos no es pregonado en Valencia hasta el 22 de septiembre. La medida es efectuada con gran eficacia ya que sólo en cuatro meses se logra expulsar por los puertos de Vinaroz, Valencia, Denia y Alicante a más de 110.000 moriscos. Algunos se sublevan en las sierras de Laguar y Cortes pero su oposición es reprimida con facilidad. El proceso se completará definitivamente entre los años 1610 y 1612. La expulsión, cuidadosamente preparada y minuciosamente ejecutada, comienza en el reino de Valencia -1609-, se extiende por los demás reinos al año siguiente y culmina en 1614 con los moriscos del valle de Ricote. Son conducidos en rebaño a puertos y fronteras, pasando la mayoría al norte de África. El Reino de Valencia tiene, en la fecha, 475.000 habitantes aprox. De ellos: 70% cristianos y 30% moriscos (unos 140.000).

A lo largo del siglo XVI el reino de Valencia ha iniciado su decadencia a partir de su máximo esplendor.


A lo largo del siglo XVI el reino de Valencia ha iniciado su decadencia a partir de su máximo esplendor. En el XVII, tras el decreto de expulsión de los moriscos, el reino de Valencia -uno de las regiones más castigadas- seguirá hundiéndose. Esta tendencia se agravará a lo largo del siglo XVIII, alcanzando la postración más absoluta. Los efectos generales sobre la economía valenciana del decreto de expulsión son desastrosos, siendo los más perjudicados los nobles que han empleado mano de obra morisca en sus posesiones y cuyos ingresos dependen, en gran medida, de los derechos que pagaban sus vasallos moriscos lo que es causa de que se intensifique su dependencia del apoyo real.

La decisión de expulsar a los moriscos afecta a partir de 1610 a los moriscos aragoneses y catalanes.


El decreto firmado por Felipe III (1609) en el que se expresa la decisión de expulsar a los moriscos afecta a partir de 1610 a los moriscos aragoneses y catalanes. Éstos, concentrados en las regiones del Segre y del Ebro, son más de 4.000, pero algunas comunidades de las diócesis de Tortosa quedaron exceptuados. En total, 3.666 moriscos catalanes fueron embarcados en los Alfaques con destino a Barbaria.