La Repúbica de Florencia, ferozmente antifrancesa, grava al clero con unos impuestos claramente ilegales, mientras se producen actos de violencia contra buen número de sacerdotes, que quedan impunes. La Señoría -el Senado de la ciudad- se alía con Milán, Bolonia y otras ciudades -la Liga Toscana- y se enfrentan al Papa y a sus legados, que eran franceses. GREGORIO XI -que está en Aviñón- invita a los 59 jefes de la Liga a parlamentar con él, pero sólo tres acuden a Aviñón. Entonces, irritado, pone a Florencia en estado de entredicho.

Pero en Roma el entusiasmo no dura mucho. Las rencillas, las facciones y la indisciplina del populacho amenazan con hacer fracasar los intentos de restablecer el orden. GREGORIO XI, amargado, empieza a vacilar de nuevo y CATALINA de Siena corre en su apoyo, logrando restablecer la paz con Florencia y acabar con la Liga.

El Papa GREGORIO XI muere poco antes de que se firme la paz con Florencia. Sólo su muerte le impedirá un deseado retorno a Aviñon ya que se siente amenazado en su propio palacio. GREGORIO XI es el último Papa del periodo aviñonense y el último papa de nacionalidad francesa de la historia. El tenso clima político que ha hecho a GREGORIO XI adoptar medidas excepcionales para la elección de su sucesor, se convierte en anarquía cuando se conoce su fallecimiento. Ha condenado las doctrinas del reformador inglés John Wycliff. Por parte francesa se realizan presiones muy importantes para lograr que el nuevo electo regrese a Aviñón cuyo abandono ha sido considerado como transitorio por la Monarquía francesa; no obstante, es el ambiente romano el que realmente pesará en los graves acontecimientos que acompañan la elección. Las profecías de San Malaquías se refieren a este papa como Novus de virgine forti (El nuevo de virgen fuerte), cita que hace referencia a su título nobiliario de conde de Beaufort y a que fue cardenal de St. Marie la Neuve antes de ser elegido pontífice.

En 1388, un año después de la muerte de Pedro el Ceremonioso, la despreocupación por la política mediterránea lleva consigo la pérdida de los ducados de Atenas y Neopatria que durante setenta años (1318 a 1388) han formado parte nominal de la Corona de Aragón. La Gran Compañía había entrado en Atenas como vencedora en 1311, pero es obligada, vencida a su vez, a abandonar la ciudad, tres cuartos de siglo después (1388) por los Acciaiuoli, familia florentina que posee ya el Atica y parte del Peloponeso: la Acrópolis de Atenas cae en sus manos en 1388 y el castillo de Neopatria lo hará en 1390. A la ciudad actual no le dejan nada digno de mención, salvo una reputación más bien siniestra, sin haber imprimido la menor huella en la cultura y en el lenguaje. Por la pérdida de estas posesiones, JUAN I y su última esposa serán muy impopulares.

Mientras en el siglo XV la gran mayoría de la gente aceptaba todavía su destino y el estado del mundo como algo dado por Dios, hubo algunas personas, sobre todo eruditos y artistas, que intentaron liberarse de aquella visión tradicional del mundo. Se hacían al menos cierta idea de unos tiempos mejores. Pero al pensar así no miraban adelante sino que volvían la vista atrás, al mundo de los griegos y los romanos, que les parecía más luminoso que el suyo. El “Renacimiento”, el periodo que comenzaba entonces, recibe su nombre de esa actitud. La imagen medieval y cristiana del hombre, según la cual la vida servía sobre todo de preparación para el más allá, había perdido su vigencia. La gente se volvió hacia el presente y situó al ser humano en el centro del interés científico y artístico. Partiendo del pensamiento antiguo, el hombre no se contempló ya sólo como parte de un todo, sino como un ser con un fin en sí mismo. Debía poder decidir qué hacer consigo y con su vida de manera autónoma y desarrollar con plenitud todas sus capacidades. Una condición para lograrlo era poseer una educación amplia inspirada en el modelo de la Antigüedad. Aquel nuevo pensamiento surgió primero en Florencia y Venecia, donde la cultura europea había alcanzado su más alto desarrollo. Como el hombre ocupaba el centro de aquella concepción, hablamos de “humanismo”.

El Renacimiento es un movimiento difícil de datar cronológicamente, puesto que se inicia y termina en distintos momentos en cada una de las áreas culturales europeas, pero tiene sus manifestaciones más plenas en los siglos XV y XVI. Puesto que la península Itálica fue su centro de irradiación, aunque también fueron notables sus manifestaciones al norte de Europa, se suele hablar del Quattrocento (siglo XV) y del Cinquecento (Siglo XVI). El primero de estos siglos fue evidentemente florentino; y el segundo, romano.

A principios del siglo XV se produce en Florencia una transformación radical de concepción, los modos y la función del arte. Un antecedente claro es Giotto. Los principales protagonistas de la ruptura fueron: Brunelleschi (arquitecto), Donatello (escultor) y Masaccio (pintor), Alberti (escritor y arquitecto) fue el teórico de esta ruptura. Se reivindica la actividad artística como un arte intelectual o liberal, frente a la concepción medieval del arte como actividad manual o mecánica. La finalidad del arte es el conocimiento. La práctica artística se realiza en la ciudad y para la ciudad. Aparece el mecenazgo de los signori, cabezas políticas de la ciudad, que persiguen su engrandecimiento. Se descubre la perspectiva y la teoría de la porporción es un intento de relacionar las partes con el todo.

Tras la elección por el Concilio de Constanza de MARTÍN V como nuevo pontífice, JUAN XXIII, tras el pago de treinta mil florines, es liberado y tras prestar obediencia al nuevo papa, este le nombra, en 1419, obispo de Frascati falleciendo ese mismo año. Está enterrado en Florencia, dentro del Baptisterio, en un monumento fúnebre obra de Donatello y de Michelozzo.

La potencia económica de los MÉDICIS es la razón por la que -en la fecha- es elegido gonfaloniero (máxima autoridad de la ciudad) de Florencia, JUAN de la familia de los MÉDICIS (1425-1429). JUAN de Médicis es un hombre afable, astuto en los negocios, con un secreto buen humor, que su aspecto melancólico y su acentuada fealdad hacen sorprendente, subyugante y casi patriarcal. De acuerdo con el catastro, su fortuna personal es estimada -en 1427- en 180.000 florines de oro.

JUAN de Médicis da feliz término a la guerra que mantiene Florencia con Milán (1422-1426), revisa las leyes tributarias en beneficio del pueblo (1426) y frustra un plan de la nobleza para reducir el poder político de ésta.