CONCILIO ECUMÉNICO 07 (II de Nicea) (787)

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La emperatriz IRENE de Bizancio, convoca un nuevo concilio para tratar de concluir con el tema de la iconoclastia.


Con la colaboración del patriarca Tarasio de Constantinopla y con la aprobación del papa ADRIANO I la emperatriz IRENE de Bizancio, viuda de Constantino V, convoca un nuevo Concilio ecuménico para 787, en Nicea, para tratar de concluir con el tema de la iconoclastia.

Se inicia en Constantinopla el II Concilio de Nicea, ecuménico VII. Se suspende y se traslada a Nicea.


El papa ADRIANO I piensa que el nuevo Concilio convocado puede ser una solución al problema de la iconoclastia y envía a Constantinopla, dos legados, ambos de nombre Pedro. Asisten a este concilio 263 obispos orientales y numerosos prelados. La sesión de apertura del nuevo Concilio tiene lugar, en la fecha, en la iglesia de los Santos Apóstoles de Constantinopla. Se trata del Concilio ecuménico VII (II de Nicea). Sin embargo, la emperatriz de Bizancio, IRENE, viuda de Constantino V. disuelve la sesión y lo traslada a Nicea por miedo al ejército, en el que dominan los iconoclastas.

Se celebra del 24/9 al 23/10 de 787 el II Concilio Ecuménico de Nicea (VII Concilio Ecuménico).


Se vuelven a inaugurar las sesiones del Concilio iniciado en 786. Se celebran del 24/9 al 23/10 de 787 en Nicea. Se declara falso y execrable el sínodo de 754 celebrado en Constantinopla. Definitivamente son condenados los iconoclastas y restablecido el culto de las imágenes en las iglesias, con la salvedad de que deben ser veneradas, no adoradas. Así se evitan ambos extremos igualmente presentes en la cultura oriental: la adoración de la imagen como si fuera Dios mismo y por otro lado la destrucción de estas por miedo a la idolatría o por motivos de conveniencia y paz. A pesar de las decisiones de este concilio, la lucha iconoclasta recrudecerá con los emperadores que siguen: LEÓN V, MIGUEL II, y TEÓFILO (842).

Finaliza el II Concilio ecuménico de Nicea. Se distinguirá entre “adoración” y “veneración”


Finaliza, en la fecha, el II Concilio ecuménico de Nicea. La intervención de la emperatriz regente IRENE ha sido continua y fuerte. Ella misma ha presidido los trabajos de la última sesión asegurándose así de que las conclusiones sean en la línea favorable a las imágenes. Los decretos y cánones han sido promulgados por la propia emperatriz y son firmados por ella, por su hijo CONSTANTINO VI y por todos los presentes. Sin embargo, las disputas en el interior de la familia imperial a causa de este problema continuarán hasta el emperador Teófilo (842).

El Concilio Ecuménico II de Nicea es recibido en Occidente con algunas reservas, debido a la mala traducción latina del griego.


En su celo por defender la Iglesia, CARLOS llega a impugnar algunas conclusiones del Concilio Ecuménico II de Nicea, que pueden arrojar dudas sobre la personalidad única de Cristo, y esto le vale aumentar el respeto y cariño que pontífices y fieles sienten por el rey de los francos. El concilio es recibido en Occidente con algunas reservas, debido a la mala traducción latina del griego original de las actas del concilio.

Se celebra el Concilio de Frankfort, en cuyas sesiones es rechazado el adopcionismo.


Se celebra el Concilio de Frankfort, en cuyas sesiones es condenado el adopcionismo y se rechaza el II Concilio de Nicea. El papa es avisado de lo que está ocurriendo pero opta por no insistir y el Concilio de Nicea será aceptado poco a poco en Francia, una vez que Anastasio el Bibliotecario, haga una buena traducción de las actas. A partir de este concilio, el reino de los francos es ya el imperio de los cristianos. Aquisgrán es el centro del imperio y la capital de CARLOS, que quiere convertirla en una segunda Roma.