Finalizado el funeral de Clemente IX, 62 electores entran al cónclave el 20 de diciembre de 1669. Son necesarios 42 votos. Despues de cuatro meses la situación está estancada. Al final los cardenales se ponen de acuerdo en recurrir al antiguo expediente de elegir a un cardenal de avanzada edad, que sea “de transición”. Proponen a Altieri, un octogenario que, aunque investido cardenal sólo unos días antes del inicio del cónclave, lleva una larga vida al servicio de la Iglesia. Altieri se resiste mucho a la elección, pero acaba obteniendo la mayoría el 29 de abril de 1670. A pesar de sus protestas (se dice que hubo de sacarle de la cama a causa de su resistencia) el 11 de mayo siguiente fue coronado en la Patriarcal Basílica Vaticana. Asumió el nombre de Clemente en homenaje a su predecesor, que tanto había hecho por él.

Emilio Bonaventura Altieri es coronado papa con el nombre de CLEMENTE X (29/4/1670-1676). Su nombre de nacimiento es Emilio Bonaventura Altieri. Hijo de Lorenzo Altieri, perteneciente a una familia de la antigua nobleza romana que ha disfrutado de las más altas consideraciones durante varios siglos y de su esposa Victoria Delphini. El 6 de abril de 1624, en Roma, fue ordenado sacerdote y seguidamente nombrado canónigo teologal de la Patriarcal Basílica Vaticana. El 29 de noviembre de 1627 fue consagrado obispo de Camerino. Cuando ya había cumplido 79 años, en 1669, el papa Clemente IX lo nombró cardenal. Se registra que el papa Clemente, al convertirle en un miembro del Sacro Colegio, le dijo: “Serás nuestro sucesor”.

Canonización de S.FRANCISCO de BORGIA (Su festividad se celebra el 3 de octubre) por el papa CLEMENTE X. Este papa también canoniza, entre otros, a Fernando III el Santo y a Rosa de Lima -la primera santa americana-.

Con su ascención al papado, CLEMENTE X, para salvar el apellido Altieri de la extinción, adopta a la familia Paluzzi, y propone que uno de los Paluzzi se debe casar con Laura Cetrina Altieri, la única heredera de la familia. A cambio de que adopten el apellido Altieri, promocionaría a uno de los Paluzzi. Terminada la boda, que él oficia, promueve a uno de sus nuevos parientes, tío del esposo de Laura, al puesto de cardenal, “cardenal sobrino”, para realizar tareas que el papa no pueda asumir por causa de su edad. Su principal actividad será la de invertir el dinero de la Iglesia y, con el pasar de los años, gradualmente confiarle el manejo de los asuntos ordinadios, hasta tal punto que los romanos dirán que el papa se ha reservado para sí solamente las funciones episcopales de benedicere et sanctificare.

El 13 de enero de 1672, EL Papa CLEMENTE X regula las formalidades que se observarán al extraer las reliquías de los Santos de los Cementerios Sagrados. Nadie podrá remover tales reliquias sin el permiso del cardenal vicario. No podrán ser expuestos a la veneración de los fieles sin antes haber sido examinados por el mismo cardenal. Las principales reliquias de un mártir -entiéndase la cabeza, las piernas, los brazos, y la parte por la que sufrieron- solamente podrán ser expuestas en las iglesias, y no podrán ser dadas a personas privadas, sino sólo a príncipes y altos prelados. El Santo Padre decreta severas penas en contra de aquellos que le den a alguna reliquia algún nombre distinto al dado por el cardenal vicario. La pena de excomunión será aplicada a todo aquel que pida una suma de dinero por alguna reliquia auténtica. Estos decretos, y otros realizados por papas predecesores, serán confirmados por el Papa Clemente XI en 1704.

CLEMENTE X, observando los resultados de las labores apostólicas de los primeros misioneros franceses en Canadá, el número de fieles, y el gran campo de trabajo, busca darle a la Iglesia una organización independiente, y erige una sede en Quebec, cuyo obispo dependa directamente de la Santa Sede. El primer obispo es monseñor Laval de Montmorency. Por otra parte, llega a Roma el embajador del Gran Duque de Moscovia, Ivan Basilowitz. Solicita del papa el título de zar, que por otro lado ya se ha dado a sí mismo. El embajador, Pavel Nanes, de origen escocés, no puede obtener la sanción del título, aunque es recibido con grandes honores y con muchos regalos para que le lleve a su jefe. El Gran Duque de Moscovia no profesa la fe católica, por lo que difícilmente podía conseguir lo que solictaba.

El Cardenal Altieri, jefe del gobierno, esta dispuesto a aumentar los ingresos, y establece un nuevo impuesto de tres por ciento sobre todas las mercancías que entran a la ciudad, incluyendo bienes para los cardenales y embajadores. Aunque el gobierno argumenta que los embajadores abusan de sus privilegios, los cuerpos diplomáticos muestran poca satisfacción al conocer que no están exentos de la nueva ley de impuestos. Otro edicto que confirmó al primero fue el ordenar la confiscación, sin distinción, de todos aquellos bienes que no pagaran el nuevo impuesto. Los cardenales al principio se quejaron, aunque con moderación. Pero los embajadores no hablaban el idioma de los Papas. El conflicto duró aproximadamente un año; y CLEMENTE X, que deseaba la paz, asignó el asunto a una congregación.

Año Santo proclamado por Clemente X.

El Jubileo acogió por primera vez a los peregrinos dentro de la columnata de la Plaza San Pedro, realizada por Bernini. Los brazos extendidos la columnata son el símbolo más cabal de la nueva disposición de la ciudad hacia la muchedumbre de peregrinos que la visitan cada Año Santo. En la vigilia del Jubileo, Clemente X canoniza la primera santa de América del Sur, Rosa de Lima. Después erige la primera diócesis de América del Norte, la de Quebec. El Jueves Santo, el Papa se dirige a la sede de la Cofradía de los Peregrinos para lavar los pies a doce pobres y hace servir una cena para diez mil personas. La reina Cristina de Suecia participa, en el mismo lugar, del “lavatorio de los pies” de las peregrinas.

El papa CLEMENTE X constituye el Pilar en Catedral gracias a la Bula de Unión.