Aunque el presidente estadounidense John F. Kennedy dispone de pruebas concluyentes que confirman la existencia de una base de proyectiles soviéticos en la isla de Cuba -y cuya retirada ha exigido-, en la fecha Andrei Gromiko, ministro de Asuntos Exteriores soviético, declara en una conversación con la Casa Blanca que su país no está interesado en la instalación de misiles en Cuba. Mientras tanto, los miembros del Pentágono se reúnen en sesión de emergencia. La propuesta de invadir Cuba es descartada por Kennedy , temeroso de que esta acción pueda desencadenar una guerra atómica. Como medida de presión, el presidente de EEUU. opta por someter la isla a un bloqueo marítimo, una acción restrictiva que le permite mantener abierta la posibilidad de tomar medidas más drásticas como la autorización de ataques aéreos o, en caso extremo, la tan temida invasión.

El 23 de octubre, la noche anterior a la entrada en vigor del “bloqueo parcial” (como se ha denominado oficialmente el asedio naval contra Cuba), KENNEDY denuncia en un discurso la inaceptable conducta agresiva de Cuba, que con la instalación de los IRBM altera el equilibrio ínternacional de poder, y se declara dispuesto a emprender, si preciso fuera, una guerra nuclear. Para evitar más desembarcos de material ofensivo, dispone la cuarentena o bloqueo naval de la isla y pide a KRUSCHEV la retirada de los bombarderos y cohetes, así como el desmantelamiento de las bases. EEUU. moviliza sus bombarderos. La llamada “Crisis de los misiles” está servida. Esta misma noche, mientras FIDEL CASTRO da la orden de movilización general y la Unión Soviética envía buques mercantes a Cuba, el mundo entero contiene la respiración.

FIDEL CASTRO decreta la movilización general mientras rechaza públicamente las acusaciones americanas y se opone al bloqueo: “Nos negamos a toda inspección. Cuba no es el Congo… Nuestras armas no son ofensivas”. La obsesión colectiva de los cubanos durante los últimos meses cobra visos de realidad, la amenaza de una invasión norteamericana, tantas veces esgrimida desde el fallido desembarco de Bahía Cochinos, está más cerca que nunca. Pero la crisis escapa, con mucho, a la capacidad de maniobra de CASTRO. Moscú reacciona violentamente a través de la prensa y, mediante una nota oficial, reitera el carácter meramente defensivo de las armas en Cuba, al tiempo que ataca la cuarentena como un acto de piratería. La perla del Caribe acaba de enfrentar a las dos grandes potencias. La opinión pública mundial asiste expectante al desarrollo de los acontecimientos. Hay 25 cargueros rusos navegando hacia la isla. ¿Qué ocurrirá si son detenidos por los buques encargados de mantener el bloqueo?

El miércoles 24, el Washington Daily News titula: “Próximo encuentro marítimo”. Sin embargo, los barcos soviéticos cambian el rumbo antes de llegar a la isla y se detienen en alta mar, mientras KRUSCHEV busca alguna forma de conciliación a través de los más diversos intermediarios: Bertrand Russell, U Thant, un ejecutivo de la Westinghouse… En Cuba, el montaje de los misiles prosigue su curso.

El día 25 el bloqueo es efectivo: 12 de los buques soviéticos se han detenido, y tan sólo se ha autorizado el paso de un buque cisterna y un barco de pasajeros. En la ONU, Stevenson ridiculiza la falta de información del representante soviético con un despliegue de fotografías, mientras U Thant se dirige de nuevo a KENNEDY y a KRUSCHEV para que eviten una confrontación bélica.

El día 26, Pravda publica la primera propuesta de compromiso: la URSS retirará los cohetes de Cuba bajo supervisión de la ONU si EEUU. se compromete a no invadir la isla. Empieza a vislumbrarse una solución.

El día 27, la propuesta ya es otra, inspirada en una idea del Times de Londres y del New York Herald Tribune, ahora se trata de establecer el canje por las bases en Turquía. Para EEUU. esta propuesta es totalmente inceptable. La tensión sube de nivel en las horas siguientes. Un U2 que sobrevuela Cuba es derribado, lo mismo que otro que espia sobre la URSS. Por un momento parece que nada podrá detener el conflicto. Todas las fuerzas de EEUU. son puestas en estado de alerta y en Florida comienza a concentrarse un ejército para invadir Cuba, que el lunes 29 deberá ser devastada por los bombarderos aéreos previos a la invasión. ¿Ouerrá la URSS una guerra? KENNEDY realiza una última tentativa: contesta afirmativamente a la propuesta del día 26: no invadir Cuba a cambio de la retirada de los cohetes. Robert Kennedy lleva personalmente la carta al embajador soviético: si USA no recibe garantías en veinticuatro horas emprenderá la invasión. En la noche del sábado 27 al domingo 28, KRUSCHEV debe decidir.

KRUSCHEV decide en la madrugada del 28 “de forma digna de un estadista”, en palabras del presidente KENNEDY: Las bases serán desmanteladas y repatriados los cohetes si EEUU. cumple su parte del acuerdo. FIDEL CASTRO, que no es consultado en momento alguno por Moscú, preso de furia, lanza una maldición y, de una patada, rompe un espejo. Los misiles serán retirados en las semanas siguientes. Probablemente, KRUSCHEV no pierde nada con ello, sino que gana mucho. Gana que Cuba no sea invadida y que comiencen unas conversaciones diplomáticas entre los dos países que conducirán a una “cumbre”. Por otra parte, los EEUU. ofrecen retirar sus misiles de la base de Adana (Turquía), tan amenazadores para la URSS como los de Cuba para EEUU. Comienza una relación directa entre KENNEDY y KRUSCHEV, no sólo por la vía del “teléfono rojo”, sino mediante una correspondencia que no se conocerá aún después de muchos años. Comenzará una época prometedora, que terminará con el asesinato de Kennedy el 22 de noviembre de 1963. Todo parece indicar que el asesinato estará promovido para evitar, precisamente, la continuación de la coexistencia.

El presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy, anuncia la suspensión del bloqueo naval impuesto contra Cuba; pero ratifica que mantendrá medidas políticas y económicas contra Cuba. Por otra parte, unos días después, el gobierno de los EEUU. aceptará pagar la indemnización por los daños materiales causados, a que son condenados los mercenarios que participaron en la fracasada invasión de Playa Girón en abril de 1961.