Nace en Shrewsbury (Reino Unido) Charles DARWIN. Se convertirá en el naturalista más famoso y postulará que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural. La evolución será aceptada como un hecho por la comunidad científica y por buena parte del público en vida de DARWIN, mientras que su teoría de la evolución mediante selección natural no será considerada como la explicación primaria del proceso evolutivo hasta los años 1930 y posteriormente constituirá la base de la síntesis evolutiva moderna. Con sus modificaciones, los descubrimientos científicos de DARWIN aún siguen siendo el acta fundacional de la biología como ciencia, puesto que constituyen una explicación lógica que unifica las observaciones sobre la diversidad de la vida. En este mismo año, en Francia, el químico Lammark, profesor de zoología, ya publica en su Filosofía zoológica las ideas que luego desarrollará DARWIN sobre la evolución.

DARWIN aprende medicina con su padre, médico. En la fecha, se matricula en Medicina en la universidad de Edimburgo. Encuentra sus clases tediosas y la cirugía insufrible, de modo que no se aplica a los estudios de medicina.

La falta de atención de DARWIN a sus estudios de medicina disgusta a su padre, quien lo envía al Christ’s College de Cambridge para obtener un grado en letras como primer paso para ordenarse como pastor anglicano. DARWIN llega en enero de 1828. Sigue sus estudios pero entra en relación con una serie de naturalistas con los que congenia.

El padre de DARWIN es convencido por su cuñado para que permita a su hijo embarcarse en un viaje que se planea en principio para dos años. Así Charles DARWIN, en la fecha, se embarca en el “Beagle” del capitán Fitz Roy en 1831 y dará la vuelta al mundo, durante cinco años, con paradas esenciales en Suramérica y el Pacífico. Al agudo observador que es DARWIN no se le escapa que las especies mutan adaptándose a los diferentes hábitats y que, en esa evolución, está la clave del desarrollo de las diferentes formas de vida sobre la tierra. Su teoría de la evolución de las especies trastocará fundamentos científicos y bases teológicas y provocará la mayor de las convulsiones y las más encendidas polémicas.

Cuando el Beagle -en el que DARWIN ha dado la vuelta al mundo- regresa el 2 de octubre de 1836, DARWIN se ha convertido en una celebridad en los círculos científicos. El padre de DARWIN organiza las inversiones que permitan a su hijo ser un caballero científico sustentado por sus propios ingresos, y le anima a hacer una gira por las instituciones de Londres para asistir a recepciones en su honor y buscar de ese modo expertos que quieran publicar y profundizar en sus ideas naturalistas. Durante más de una década, DARWIN se dedicará a realizar pruebas de cruce de animales y numerosos experimentos con plantas, mediante los cuales encontrará indicios de que las especies no son realidades inmutables que le permitan profundizar las implicaciones de su teoría. Estos trabajos constituirán el trasfondo de su investigación principal, consistente en la publicación de los resultados científicos del “viaje del Beagle”.

El 29 de enero DARWIN y su prima Emma Wedgwood se casan en Maer en una ceremonia anglicana preparada para acoger a los unitarios, e inmediatamente toman el tren a Londres para ocupar su nuevo hogar. Tendrán diez hijos: dos de ellos morirán en la primera infancia y una tercera, a los 10 años.

DARWIN da a conocer sus investigaciones en el libro: El origen de las especies. Se trata del origen de las especies mediante la selección natural o la conservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida. Resultará inusitadamente popular, y el lote completo de 1250 copias tiene un número de suscriptores superior cuando sale a venta a los libreros el 24 de noviembre de 1859. En el libro, Darwin expone una extensa argumentación a partir de observaciones detalladas y considera con anticipación las objeciones a su teoría. Darwin argumenta contundentemente en favor de de un origen común de las especies pero evita el entonces controvertido término evolución y al final del libro concluye que: Hay grandeza en esta concepción según la cual la vida, con sus diferentes fuerzas, ha sido alentada por el Creador en un reducido número de formas o en una sola, y que, mientras este planeta ha ido girando según la constante ley de la gravitación, se han desarrollado y se están desarrollando, a partir de un principio tan sencillo, una infinidad de las formas más bellas y portentosas.

El siguiente reto de Darwin tiene por objeto la evolución humana. Lyell ya ha popularizado el tema de la prehistoria, y por entonces Thomas Henry Huxley organiza sesiones de anatomía en las que se comparan cráneos de simios y humanos en distintos grados de desarrollo. Con “El origen del hombre, y la selección en relación al sexo”, publicado en 1871, Darwin ofrece múltiples evidencias que sitúan al ser humano como una especie más del reino animal, mostrando la continuidad entre características físicas y mentales. Asimismo, expone la teoría de la selección sexual como una explicación de determinadas características no adaptativas, como el plumaje de la cola del pavo real, así como la evolución cultural y las diferencias sexuales, raciales y culturales, al mismo tiempo que enfatiza la pertenencia de todos los humanos a una misma especie.

Las investigaciones de DARWIN con relación al hombre, serán ampliadas en su siguiente libro: “La expresión de las emociones en el hombre y los animales”. Este libro, publicado en 1872, va acompañado de fotografías impresas, y del mismo modo que el publicado el año anterior “Origen de las especies” resulta enormemente popular y el mismo DARWIN se declara sorprendido de que “todo el mundo hable de sus investigaciones sin demostrar sorpresa alguna”. La polémica con las iglesias (no sólo con la católica) surgirá del uso que Heckel y otros harán de sus investigaciones para fundamentar el ateísmo (“está ya probado que no existe un Dios creador”, decían) y de la aparente contradicción con los relatos del Génesis. DARWIN nunca será condenado por la Iglesia (en contraste con Galileo).

En su práctica religiosa, DARWIN ha desarrollado un papel muy activo en las tareas de su parroquia en la primera parte de su vida. Pero hacia 1849 comienza a dedicar el tiempo que su familia pasa en el templo a dar paseos en soledad. Aunque es reticente a manifestar su opinión sobre cuestiones religiosas, en 1879 afirma que nunca se ha considerado un ateo, y que el término agnóstico “sería una descripción más correcta de mi estado de ánimo”. DARWIN cree que, en último término, Dios es el “dador de vida”.