TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN

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Encuentro de Petrópolis. El teólogo peruano Gustavo Gutiérrez presenta la Teología de la Liberación.


Teología de la Liberación es el nombre que ha recibido un movimiento de interpretación y reflexión teológicas cuyo eje principal es la liberación de las clases oprimidas. La atmósfera creada por el Vaticano II, provoca en América Latina un clima de reflexión en el seno del ISAL (Iglesia y Sociedad en América Latina) que afecta tanto a teólogos católicos (Gustavo Gutiérrez, Segundo Galilea, Juan Luis Segundo, Lucio Gera) como protestantes (Emilio Castro, Julio de Santa Ana, Rubem Alves y José Míguez Bonino) y que se orienta hacia problemas como la fe y la pobreza, el evangelio y la justicia social, etc. En marzo de 1964, en el encuentro de Petrópolis, el teólogo peruano Gustavo Gutiérrez presenta la teología como reflexión crítica sobre la praxis, una propuesta que se ira perfilando en las reuniones de junio y julio de 1965 en La Habana, Bogotá y Cuernavaca.

Se celebra el primer congreso católico sobre la teología de la liberación en Bogotá


En 1970 se celebra el primer congreso católico sobre la teología de la liberación en Bogotá y en paralelo, en el campo protestante, sucede lo mismo en Buenos Aires.

Se publican diversos libros en clave de la teología de la liberación


En 1971, la publicación de los libros Opresión-liberación: desafío de los cristianos de Hugo Assmann, Jesucristo libertador de Leonardo Boff y Teología de la liberación, perspectivas de Gustavo Gutiérrez significaron el inicio de un auténtico diluvio de obras en clave de la teología de la liberación cuya consumación fue el proyecto de una exposición completa en 55 volúmenes titulada Teología y Liberación redactada por más de un centenar de teólogos católicos con participación de algunos protestantes. Sin embargo, la teología de la liberación no se limitó a la publicación de estudios sino que se manifestó en la celebración de encuentros de reflexión, la aparición de revistas, la fundación de centros de estudios teólogicos y pastorales y la influencia en documentos del magisterio como los emanados de la segunda conferencia general del episcopado iberoamericano en Medellín (1968) o en la tercera celebrada en Puebla (1979).

La teología de la liberación afirma que la pobreza es fruto de la organización económica de la sociedad.


Tomando como base la reflexión no de toda la Biblia sino de algunos de sus libros (Éxodo, los Evangelios, los profetas y el Apocalipsis) y el marxismo como instrumento de análisis socio-económico, la teología de la liberación (L. y C. Boff, 1986, pp. 39ss) afirma que la pobreza es «fruto de la propia organización económica de la sociedad» que exige «su superación en un sistema social alternativo. La salida a esa situación es, efectivamente, la revolución». El hecho de utilizar el marxismo como instrumento de análisis y el llamado a la revolución (en algunos de los teólogos de la liberación de manera directamente violenta y legitimando la guerrilla) provoca multitud de reacciones contrarias a la teología de la liberación que, no pocas veces, se traducen en la represión directa cristalizada en la tortura y la muerte. Sin embargo, la reacción frente a esta teología se deriva no sólo de estratos especialmente privilegiados sino también de la misma jerarquía. Así, se acusa —no sin razón— a la misma de ser dudosamente ortodoxa en buen número de sus aspectos que van desde la eclesiología a la cristología.

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Se publica “Instrucción sobre algunos aspectos de la ‘Teología de la Liberación'” con la firma del cardenal Ratzinger.


El 6 de agosto de 1984, se publica la “Instrucción sobre algunos aspectos de la ‘Teología de la Liberación'” de la Comisión para la Doctrina de la fe con la firma del cardenal Ratzinger. El documento distingue diversas teologías de la liberación y afirma que alguna de ellas «se apartan gravemente de la fe de la Iglesia, aún más. que constituye la negación práctica de la misma» (VI, 9). Aunque la respuesta de los teólogos de la liberación no se hará esperar, lo cierto es que el documento acaba de asestar un golpe a esta teología del que no se recuperará en los años siguientes. Con todo, es posible que un mayor impacto en el desmoronamiento de la influencia de teología de la liberación proceda del derrumbe de las posibilidades de victoria de la revolución en América Latina. La derrota electoral de los sandinistas en Nicaragua (que han contado con un considerable respaldo los liberacionistas), el final de la guerrilla en el Salvador, el aislamiento progresivo de Cuba y el desprestigio del marxismo tras la desaparición” del bloque soviético, eliminaron puntos de referencia política de la telogia de la liberación y segaron la esperanza en un pronto triunfo de la revolución propugnada por la misma.

Casaldàliga realiza la visita ad limina al papa Juan Pablo Is una visita reclamada desde Roma.


En junio de 1988 Casaldáliga realiza la visita ad limina al papa Juan Pablo II. Es una visita reclamada desde Roma. Casaldáliga iba retrasándola. No consideraba aquellas ocasiones suficientemente colegiales y eficaces. Finalmente, la vista tuvo lugar el día 21. Duró quince minutos. Fue cordial y admonitoria al tiempo. El Papa insistió en que se debía cultivar la comunión, no sólo con él sino también con sus auxiliares de la curia. Casaldáliga insistió en la colegialidad real. Después fue sometido a un interrogatorio muy formal con los cardenales Gantin y Ratzinger, prefectos respectivamente de la Congregación de los Obispos y de la Congregación de la Fe. En el careo también estuvieron monseñor Re y otros monseñores. En ambos ?interrogatorios se discutió la Teología de la Liberación; la inculturación de la fe por las misas de la causa indígena y de la causa negra escritas por Casaldàliga; sus visitas de solidaridad a Nicaragua; el compromiso político de los cristianos, la opinión pública y el pluralismo en la Iglesia.

Algunos de los teólogos de la liberación más significados abandonan incluso el estado sacerdotal.


A finales de los años ochenta e inicios de los noventa, algunos de los teólogos de la liberación más significados abandonan incluso el estado sacerdotal manifestando su pesimismo en relación con el futuro de las próximas décadas. De manera quizá inconsciente vienen a poner de manifiesto que su proyecto ha quedado truncado. Visto el fenómeno desde una perspectiva histórica, es muy posible que la teología de la liberación constituya uno más de los episodios pasajeros y ya agónicos que han caracterizado la historia teológica del s. XX. Pese a todo, hay que reconocer en la misma el valor de haber intentado dar una respuesta teológica -por muy errónea que haya podido ser- a fenómenos como el subdesarrollo, la pobreza y la opresión, no limitando la misma a la reflexión sino intentando traducirla en realidades concretas.