Polonia y Rusia dan, en la fecha, el primer paso para superar la crisis que se mantiene en las relaciones bilaterales desde hace varios años. El nuevo Gobierno liberal polaco consigue persuadir al Ejecutivo ruso de abolir el embargo para la carne polaca que Rusia introdujo hace dos años. El embargo, que Rusia atribuía a razones sanitarias pero que nadie en Polonia tiene dudas que obedece a motivos políticos, ha empujado al anterior gobierno conservador nacionalista polaco a vetar en el seno de la Unión Europea la firma de un importante tratado comercial entre Bruselas y Moscú. Una vez restablecidas las exportaciones de la carne polaca a Rusia, Varsovia anuncia de inmediato que levantaría su veto. Está previsto que el comienzo de las citadas exportaciones tenga lugar la semana que viene.

Desconocidos ladrones entraron en el recinto del antiguo campo de concentración nazi de Auschwitz – en la ciudad de Oswiecim, al sur de Polonia-y robaron el enorme letrero “Arbeit macht frei” (El trabajo os hará libres) que desde 1940 colgaba encima de la entrada al campo. El letrero fue forjado por el primer grupo de prisioneros polacos conducidos a Oswiecim por los nazis tras la invasión de Polonia en septiembre de 1939, con las misión de construir los campos de concentración y exterminio Auschwitz 1 y Auschwitz 2, conocido mundialmente como Birkenau. Un equipo de obreros polacos forjaron el letrero soldando la letra B de la palabra Arbeit (trabajo) cabeza abajo como señal de rebelión, hecho que los nazis incomprensiblemente pasaron por alto. Para su cínico lema, los alemanes aprovecharon una cita del Evangelio de San Juan, “La verdad os hará libres”, que usaron contra sus prisioneros, a los que fueron aniquilando y matando con un trabajo esclavo y extenuador. Entre 1941 y 1945, en las cámaras de gas o por inanición, perecieron en Auschwitz cerca de 1.300.000 prisioneros, la gran mayoría judíos. Tres días después, el letrero será recuperado y los delincuentes detenidos y encarcelados.

La delegación polaca de 96 personalidades del más alto nivel, incluido el presidente Lech Kaczynski y su esposa, Maria, han resultado muertos trágicamente cuando iban a participar en Katyn en el 70.º aniversario de la matanza de oficiales ordenada por Stalin. El avión presidencial, un Tupolev 154, se estrelló al intentar aterrizar, poco antes de las nueve de la mañana (hora española), entre una densa niebla en un aeropuerto a las afueras de la ciudad rusa de Smolensk. Además del matrimonio presidencial, perecieron varios ministros, diputados, la cúpula militar de las fuerzas armadas, el jefe del banco central y numerosos representantes del mundo político y económico. Una siniestra coincidencia simbólica quiso que la delegación volase a Smolensk para participar en las conmemoraciones del 70.º aniversario del crimen de Katyn, nombre por el que se conoce la trágica masacre de abril de 1940 –ordenada por el dictador Iosif Stalin– de unos 23.000 oficiales del ejército y de la policía polacos apresados por el Ejército Rojo después de su invasión de Polonia oriental –coordinada con los nazis– en septiembre de 1939.