El cristianismo arraigará definitivamente en Rusia en tiempos del nieto de la duquesa Olga, Wladimiro (980-1015), casado con la princesa Ana de Constantinopla. Inicialmente la metrópoli eclesiástica rusa estaba en Kiew (1035), pero será trasladada a Moscú en 1328. En 1589 la Iglesia rusa se independizará de Constantinopla.

Durante el reinado del príncipe LAROSLAV el Sabio (1019-1054), la Rusia de Kiev es considerada uno de los estados más cultos de Europa. Al príncipe LAROSLAV se le conocerá como “el Sabio” porque posee la biblioteca más importante de Europa. Sin duda, también puede ser llamado “el suegro de Europa” ya que sus tres hijas se casarán con los principales monarcas de este Continente, los reyes de Francia, Noruega y Hungría.

Fallece LAROSLAV el Sabio. Tras su muerte, Rusia entrará en un período de desintegración, durante el cual se limitará a luchar con pechenegos y cumanos en el Este y con polacos y húngaros en el Oeste.

Desde principios del siglo XIII, la dominación tártara (mongoles) que durará más de dos siglos, constituirá una dura prueba para el pueblo ruso. De hecho, Rusia permanecerá en la oscuridad hasta los tiempos de Daniel, hijo de Alejandro Nevski.

Los mongoles del “janato de la Horda de Oro” un Estado mongol con capital en Sarái, en el bajo Volga, parten a la conquista del mundo (desde China hasta el Adriático). Los principados rusos, enzarzados en continuas discordias, se han convertido en una presa fácil. El temor que inspiran los mongoles – o tártaros, como los llaman los príncipes rusos- se apodera de ellos e incapaces de vencerlos, se pliegan a sus condiciones y se ven obligados a pagar un gravoso tributo. En la fecha, los mongoles aplastan al ejército que algunos príncipes rusos han lanzado contra ellos y siembran por doquier el terror y la ruina, asesinan, saquean y deportan a los vencidos, convertidos en esclavos. Los príncipes rusos pierden toda independencia.

Los suecos, intentan aprovecharse del debilitamiento de los principados rusos debido a la invasión de los mongoles y desembarcan en las tierras de Nóvgorod y en las regiones controladas por la orden germánica de los caballeros Portaespadas, que espera convertir aquellas regiones al cristianismo.

La dominación de los mongoles arruina a Rusia y la aisla de la cultura occidental. Los mongoles constituirán una nueva aristocracia y desde entonces serán los tártaros quienes designen y entronicen a los príncipes rusos confirmándoles en el poder sobre sus propias tierras. Así comienza para Rusia el tiempo llamado de las «Tinieblas».

Para estar más cerca de las tierras conquistadas, Batu (1204-1255) se instala con su Horda de Oro en el delta del Volga. Los príncipes rusos acuden a su campamento para solicitar la investidura.

ALEJANDRO NEVSKI, príncipe de Nóvgorod (1236), de Kiev (1246) y de Vladímir-Súzdal (1252-1263), fue un líder ruso y santo de la Iglesia ortodoxa rusa, hijo del Gran Duque Yaroslav, quien gobernaba en Nóvgorod, y una devota mujer llamada Teodosia. Tendrá que luchar contra los suecos, teutones y tártaros que amenazan Nóvgorod. Las batallas libradas por Alejandro Nevski (1220-1263) fueron encarnizadas y sangrientas. Los artistas las representarán como si sus tropas fueran los ejércitos de los ángeles en combate con los demonios (mongoles), para poner de relieve la nobleza del sacrificio que Alejandro y sus soldados llevaban a cabo, defendiendo con su vida la patria y la religión ortodoxa, en una exaltación de los supremos valores de la civilización rusa.

Los mongoles bajo el mando del general Sabutai, golpean en el Oeste, y en diciembre de 1237 vuelven sobre Rusia. Sus servicios de espionaje les han proporcionado información completa sobre el país y no tropiezan con problema alguno. Cruzan los ríos helados, y en cuestión de meses se lanzan a través de Moscú hacia las regiones septentrionales, de las que se apoderan.