Fallece en el Palacio de El Pardo ALFONSO XII cuando sólo cuenta 28 años de edad, dejando dos hijas: María de las Mercedes que se casará con Carlos de Borbón Dos Sicilias, y María Teresa que será esposa del príncipe Fernando de Baviera y Borbón. Su prematura muerte frena las insaciables ansias de amor del que ha sido llamado el rey romántico. Se dice que en su lecho de muerte no cesaba de exclamar “¡Qué conflicto, Dios mío, qué conflicto!”. No sabía que aquella viuda joven y sinceramente desconsolada -María Cristina-, a la que dejaba embarazada de tres meses y al cuidado de dos hijas pequeñas, iba a convertirse en una de las soberanas más dignas y respetadas de la historia de España.

A las once de la mañana del día 27 de noviembre, el ministro de Gracia y Justicia, Notario Mayor del Reino, cumpliendo con el protocolo fúnebre, pregunta en voz alta al marqués de Alcañices, Jefe Superior de Palacio, ante el féretro abierto: “¿El cadáver que está presente es el de Su Majestad el Rey Don Alfonso de Borbón y Borbón, que en gracia esté?”. “¡Sí, lo es!”, responde el Marqués de Alcañices, quien recoge las llaves de la caja tras ser cerrada. Contarán los cronistas que Seis Grandes de España -entre ellos el Conde de los Llanos y el Marqués de Salamanca- levantan el féretro y lo llevan sobre sus hombros a través de las distintas cámaras de Palacio. Tras bajar la escalera principal, introducen la caja en el coche-estufa, que espera en la puerta de honor del Palacio. Es enterrado en el Panteón de los Reyes del Monasterio de San Lorenzo, cinco días después, no sin antes hacer una parada en el Palacio Real para que los madrileños le puedan dar su último adiós.

En 1886 ALMIRALL es ya una persona madura con un alto prestigio y además, el Memorial le ha dado nuevos aliados y un gran reconocimiento social. En el mes de febrero de este año, escribe la obra “Lo Catalanisme” que dedica a la juventud porque ésta es la esperanza para las generaciones maduras. El libro tiene tres partes: la primera es el análisis, las razones y el porqué del catalanismo; la segunda es el análisis de los fundamentos científicos del particularismo, el estado compuesto como modelo de estructuración, la división de la soberanía y las ventajas del sistema federal; la tercera y última parte estudia las soluciones monárquicas y republicanas de otros países y Valentí ALMIRALL acaba la obra refiriéndose a las soluciones españolas y a las catalanas.

En 1887, el grupo cercano al diario ‘La Renaixença’, que opta por una vía más regionalista y conservadora, abandona el Centre Català por discrepancias con las concepciones ideológicas de Valentí ALMIRALL, que defiende una orientación progresista y federal, y constituye, en la fecha, la Lliga de Catalunya. La nueva formación, experimenta un gran crecimiento. Contrariamente, a partir de esta coyuntura, el Centre Català inicia una rápida decadencia. Es entonces cuando Sebastià Farnés empieza a utilizar el término nacionalismo como equivalente de catalanismo en algunos artículos publicados en ‘La Renaixensa’. La Lliga de Catalunya es presidida por el ingeniero Pau Sans i Guitart i forman parte de ella, entre otros: Guimerà, Permanyer, Ferran Alsina, i Domènech i Montaner. Está apoyada por el Centre Escolar Catalanista. La Lliga de Catalunya reivindicará la oficialidad de la lengua catalana, la defensa del derecho civil catalán, el proteccionismo y ejecución de una política exclusivamente catalanista.

Valentí ALMIRALL se significa públicamente en contra de la celebración de la Exposición Universal de Barcelona de 1888, por considerarla un evento organizado para mejorar la imagen de la centralista monarquía borbónica de la Restauración, que considera perjudicial a los intereses de Catalunya.

A finales de siglo, el movimiento de la Renaixença se convierte en una corriente agotada; en el campo literario, por ejemplo, queda superada por el Modernismo. El catalanismo había tomado su propia trayectoria política, especialmente gracias a V.ALMIRALL. Entre las instituciones que durante la época de la Renaixença han contribuido a la creación de una cultura nacional moderna, podemos citar, entre otras, la Universitat de Barcelona, l’Acadèmia de Bones Lletres, l’Ateneu Barcelonès, el Centre Excursionista de Catalunya, el Circol Literari de Vic y el Certamen Literari de Girona. Gracias al trabajo de los hombres de la Renaixença, Catalunya conoce una época de restauración de la lengua y la cultura y su personalidad experimenta un enderezamiento que le permite entrar en el siglo XX habiendo recuperado gran parte de su personalidad, ahogada durante las pasadas centurias.