ALEJO III. Emperador bizantino (1195-1203) tras deponer y cegar a su hermano mayor, que ha reinado como ISAAC II el Ángel (1185-1195)(1203-1204). El odio que enfrenta a los miembros opuestos de la familia es más fuerte que sus temores ante los occidentales y los turcos.

Mientras tanto, el Imperio bizantino está empeñado en una guerra civil. ALEJO, hijo de uno de los candidatos al trono en disputa, llama en su auxilio a los cruzados. DANDOLO insiste en que esta ayuda debe prestarse porque puede reportar ventajas a Venecia. Los cruzados acceden y llegan a Constantinopla en 1203. Eso significa que han penetrado en el interior de aquellas enormes murallas. En efecto, las murallas altas de Constantinopla y sus formidables torres protegen sus soberbios palacios y sus monumentales iglesias. Esta magnificencia es admirada por los cruzados que no pueden imaginar que exista en todo el mundo una ciudad tan poderosa. Los propios habitantes de Contantinopla llaman a su ciudad «la reina de las ciudades». Constantinopla es la mayor ciudad medieval después de Bagdad. Favorecida por su situación, llega a contar con medio millón de habitantes.

El Imperio bizantino se fragmenta. Los cruzados constituyen un Imperio latino con capital en Constantinopla con BALDUINO, conde de Flandes, como emperador (1204-1205). En teoría, domina a Grecia y a las regiones en torno a Constantinopla, pero diversas partes del país están controladas directamente por distintos cruzados, y el emperador latino tiene escaso poder. Los bizantinos, por su parte, gobiernan el Imperio de Nicea, en el noroeste de Asia Menor, y el Despotado del Epiro, en lo que, posteriormente, será Albania. También existe el “Imperio de Trebisonda”, a lo largo del litoral oriental del mar Negro. Bulgaria mantendrá su posición en el norte de los Balcanes. Todos los fragmentos del Imperio bizantino, sean propiamente bizantinos o latinos, son ahora potencias menores en el mejor de los casos.

BALDUINO I, emperador del Imperio Latino de Oriente, al primer encuentro en Adrianópolis con Kalojoannes, rey de Bulgaria, con quien ha tenido la poca habilidad de enemistarse, es hecho prisionero y muere, en la fecha, en cautiverio.

A Balduino I le sucede en Constantinopla, ENRIQUE de Hainaut. Con su victoria de Filipópolis contra los búlgaros, con sus conquistas en Bitinia y en Misia a expensas de los griegos de Nicea, permite la superviviencia del Imperio Latino. Hábil diplomático, sostiene buenas relaciones con el clero ortodoxo y consigue atraerse así la simpatía de la población indígena.

Uno de los miembros de la familia francesa Villehardouin, procedente de Champagne, ha participado en la organización de la cuarta cruzada. Su sobrino GODOFREDO es el fundador de la dinastía que gobernará el principado de Acaya. GODOFREDO I (1209-1229) tras conquistar el Peloponeso, tiene el acierto de no enemistarse con la nobleza local y de asegurarse la alianza veneciana.

A petición de los eremitas que moraban en el Monte Carmelo, San Alberto, patriarca de Jerusalén, les entrega una Norma de vida o Regla, que se llamará “Regla de San Alberto”. Alberto codificó en breves trazos, ricos en citas bíblicas, la tradición monástica del Carmelo. Son normas concretas y prescripciones disciplinares. Insiste, sobre todo, en la meditación de la Palabra de Dios para mejor servir a Jesucristo, en la oración, silencio, mortificación y trabajo. La entregó en un solo cuerpo, pero hoy la tenemos dividida en un prólogo, dieciocho capitulillos y un epílogo. Cantidad enorme de autores de dentro y fuera de la Orden han comentado durante estos más de siete siglos que cuenta de vida, este maravilloso documento legistavio-espiritual.

GODOFREDO II (1229-1246) hijo de Godofredo I que gobierna el principado de Acaya en el Peloponeso, practicará una política de colonización occidental que reforzará mucho su poder. Sólidas fortificaciones protegen la seguridad del principado contra los indómitos montañeses de Laconia.

La muerte prematura de ENRIQUE de Hainaut impide que se acabe de consolidar el Imperio Latino de Oriente que sus ineptos sucesores reducirán a Constantinopla y sus alrededores. Sólo el valor de Juan de Brienne y de un puñado de caballeros, con el apoyo de una escuadra veneciana, salva la ciudad del asalto que protagonizan búlgaros y griegos coaligados. La división de sus enemigos permite que sobreviva todavía un cuarto de siglo.

Los griegos orientales deseosos de coincidir con Roma y alcanzar la unión, habían incentivado la convocatoria del concilio a sólo treinta años del anterior. Concretaron los temas discutidos y los aprobaron y firmaron en su gran mayoría. Cuando regresaron a sus respectivas comunidades, las autoridades, monjes, clero y pueblo se opusieron rotundamente y los llamaron traidores y vendidos a los romanos; la unión fracasó. Sin embargo, algunos grupos aislados quedaron adheridos a Roma y se les llama en su lengua eslavo, “Uniatas”, que aún hoy mantienen lazos de jerarquia y de fidelidad a la Iglesia Católica.