Napoleón y Francisco II de Austria se entrevistan.

La Revolución Francesa no se extiende a Alemania. En este país ya en los años anteriores algunas personalidades han tratado reiteradamente de superar las barreras entre la nobleza y la burguesía y algunos intelectuales importantes saludan los cambios producidos en el oeste; pero la chispa difícilmente puede encenderse en Alemania porque, a diferencia de lo que sucede en Francia con su organización centralizada, la estructura federal del imperio dificulta la difusión de las nuevas ideas. A esto se agrega el hecho de que precisamente el país del que procede la revolución, es decir, Francia, se le presenta a los alemanes como enemigo y como potencia de ocupación. De la lucha contra NAPOLEÓN surge más bien un nuevo movimiento nacional que finalmente culminará en las guerras de liberación.

Pero Alemania no dejará de ser afectada por las fuerzas del cambio social. Primeramente en los Estados de la Federación Renana y luego en Prusia, se introducirán reformas que terminarán por eliminar las barreras feudales y aspirarán a crear una sociedad burguesa de ciudadanos libres y responsables de su destino: supresión de la servidumbre, libertad de agremiación, autonomía municipal, igualdad ante la ley, servicio militar obligatorio. Sin embargo, algunas reformas quedarán a medio camino. La participación en las tareas legislativas permanecerá, por lo general, vedada a los ciudadanos; sólo a regañadientes algunos príncipes sobre todo en el sur de Alemania otorgarán constituciones a sus estados.

NAPOLEÓN prosigue su política de influencia sobre la tercera Alemania concluyendo una alianza matrimonial con Baviera, y casando el 14 a su hijastro y virrey de Italia, Eugenio de Beauharnais, con Augusta, hija del rey de Baviera.

NAPOLEÓN organiza, en la fecha, la parte occidental de Alemania como “Confederación del Rin”, que naturalmente será una marioneta de Francia. De este modo la práctica totalidad de Europa occidental es francesa o está controlada por los franceses. El 12 de julio de 1806 se reunen en París dieciséis príncipes alemanes y firman el acta de confederación, en la que ponen fin a su conexión con el Sacro Imperio Romano Germánico y concretan la alianza con el Imperio Francés. Los territorios situados en la orilla izquierda del Rin no son aceptados, ya que están anexionados al Imperio Francés. Ante el hecho de la Confederación, Francisco II de la Casa de Austria, renuncia al título de emperador germánico (1792-1806), guardando el de Emperador de Austria con el nombre de FRANCISCO I (1804-1835). Será el último emperador del Sacro Imperio. La Confederación del Rin, estará constituida finalmente por todos los estados alemanes a excepción de Austria, Prusia y Brunswick (ciudad de la baja Sajonia). La Confederación contribuirá decisivamente a la unificación alemana. NAPOLEÓN se otorga a sí mismo el título de Protector de la Confederación del Rin con lo que tiene a su disposición un ejército adicional de 60.000 soldados. La capital se establece en Fráncfort.

El 6 de agosto de 1806, el Sacro Imperio romano se extingue, casi exactamente mil años después de que Carlomagno fuera coronado. FRANCISCO II de Austria es el último emperador del Sacro Imperio (desde 1804 emperador Francisco I de Austria). A consecuencia de la derrota militar a manos del ejército francés de Napoleón Bonaparte, decreta la supresión del Sacro Imperio con la clara intención de impedir que Napoleón se apropie del título y la legitimidad histórica que éste conllevaba. Los sucesores de Francisco II continuarán titulándose emperadores de Austria hasta 1918.