SIMONÍA EN LA IGLESIA CATÓLICA

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Juan CRISÓSTOMO, obispo de Constantinopla, descubre seis casos de simonía episcopal.


El soborno directo también es usual en la Iglesia. Juan CRISÓSTOMO, obispo de Constantinopla, depone a seis obispos acusados de simonía episcopal en el sínodo que se celebra en Éfeso en el año 401. Los culpables hablan sin rodeos: «Hemos pagado sobornos -lo reconocemos- con el fin de que nos designaran obispos y nos eximieran de los gravámenes civiles.» Y es que se ha extendido en la Iglesia la intervención directa de los laicos en asuntos totalmente eclesiásticos, como: el nombramiento de obispos y abades, y aún la entrega del báculo y del anillo, propios del cargo; en esto consiste el derecho de investidura laical. Hay muchos abusos derivados de influencias políticas, parentesco, etc.; candidatos indignos y sin vocación logran puestos de relevancia en la Iglesia. Algunos sínodos se cuidarán de este tema. Los seis obispos son depuestos.

S.JUAN II -papa-. Es el primer papa de la historia que cambia su nombre original, que era MERCURIO


JUAN II -papa- (2.1.533 – 8.5.535). Romano de origen, es el primer papa de la historia que cambia su nombre original, que era MERCURIO. Su elección se produce dos meses después de la muerte de su predecesor. Este periodo de interregno papal se ha caracterizado por un auge de la simonía fomentada por los distintos aspirantes a suceder al fallecido papa Bonifacio II. El escándalo ha sido tan clamoroso que el asunto ha sido llevado ante el Senado Romano y ante la Corte Ostrogoda de Rávena, dando como resultado un decreto senatorial de condena a la simonía en las elecciones papales y que cuenta con la confirmación del rey godo Atalarico quien además dispone que si una elección disputada es llevada ante la corte en Rávena, deberán pagarse 3000 sólidos a la corte y que dicha cantidad será repartida entre los pobres. Por otra parte, JUAN II aceptará la proposición de los monjes de Scitia quedando afirmado que JESUCRISTO padeció como hombre verdadero. Esta proposición ha sido rechazada previamente por por el papa Hormidas (514-523). (Semejante acción será citada frecuentemente como un ejemplo de una decisión papal que contradice otra de un papa anterior.)

San Isidoro escribe verdaderos “manuales” para la formación del clero.


El ideal de vida que se propone el clero no es otro que el que ofrece la Regula pastoralis de GREGORIO I Magno, que ha enviado a su amigo LEANDRO de Sevilla por medio del presbítero Provino. San Isidoro escribe verdaderos “manuales” para la formación del clero. En el “De ecclesiasticis officiis” y en las “Sentencias”, habla de las virtudes, de la ciencia y de la actividad pastoral que desea brillen en los clérigos. Es sin duda, el ideal que él encarna en su misma vida de obispo santo, culto, pastor celoso. En su aspecto exterior se exige a los clérigos no vestir púrpura, sino utilizar el hábito talar romano, la tonsura y llevar barba. Una característica importante de la vida y espiritualidad clerical de la época es la de la vivencia e insistencia en la ley y práctica del celibato. Téngase en cuenta que el celibato se ha exigido a los presbíteros y diáconos desde comienzos del siglo IV, pero a los subdiáconos no se les exigirá hasta los Concilios toledanos VIII y IX de los años 653 (c.6) y 6S5 (c.10). Por otra parte, el dinero, la avaricia, graves faltas de caridad y la simonía ensombrecen la vida clerical.

XI Concilio de Toledo en el que es restablecida la disciplina eclesiástica.


Inicia sus sesiones el XI Concilio de Toledo. Una vez más se trata el tema de la simonía: el obispo, al ser consagrado, deberá prestar juramento de que no ha pagado ni prometido pagar para acceder al cargo; si no lo jura no podrá ser consagrado; el culpable de simonía será exilado y excomulgado durante dos años, pero al término de ellos será restituido a su sede (castigo más leve que el antes vigente, tal vez porque la simonía está en retroceso). El concilio también trata el tema de los obispos que han seducido a viudas, hijas, sobrinas y otros parientes de los magnates, los cuales serán destituidos, exilados y excomulgados. La misma pena se aplicará a los obispos culpables de asesinato o de causar heridas con premeditación y alevosía. En caso de lesiones graves se les someterá a la ley del Talión, o en su defecto serán convertidos en esclavos. El concilio trata el tema de los obispos que se valen de su cargo para venganzas personales por odio o envidia. Así mismo, el concilio recuerda a obispos y sacerdotes que el clero no debe derramar sangre y por tanto no pueden matar ni mutilar, ni ordenar a otro que lo haga.

Concilio de Córdoba.


Concilio de Córdoba en el que se da por sentada la vigencia de una sentencia canónica según la cual: “nadie puede ser reconocido obispo de un determinado lugar o sede episcopal, si no fuere elegido por el clero y el pueblo de la propia ciudad”. Sin embargo, en la elección de obispos para sedes sometidas al dominio musulmán tuvieron que producirse, lógicamente, intromisiones del poder político. Se conocen muchos casos de injerencia de emires y califas en el sur de la Península. Así tenemos el caso de Recafredo, obispo de Cabra y Córdoba y luego metropolitano de Sevilla; Ostegesis, obispo de Málaga; Samuel, obispo de Elvira, relacionados con la política musulmana (el último hasta islamizó declaradamente); Saúl de Córdoba, enfrentado con el poder musulmán, pero que llegó al obispado simoníacamente, etc.

SERGIO II -papa- (1.844 – 27.1.847). Quinto pontífice de la familia Colonna.


SERGIO II -papa- (25.1.844 – 27.1.847). Perteneciente a la familia Colonna de la aristocracia romana, el cardenal presbítero de la iglesia de los santos Martín y Silvestre, es elegido papa con el apoyo de la nobleza. Se ve obligado a aceptar que la elección papal tenga que ser confirmada por el emperador y que la coronación del papa no pueda llevarse a cabo sin consentimiento y sea en presencia de representantes imperiales. SERGIO II nombrará obispo a un hermano suyo de notoria mala conducta, y permitirá el auge de la simonía.

El papa LEÓN IV firma una alianza con varias ciudades griegas de Italia para poder derrotar a los musulmanes.


El papa LEÓN IV firma, en el año de la fecha, una alianza con varias ciudades griegas de Italia, formando una flota y derrotando con ella a los musulmanes cerca de Ostia causándoles graves pérdidas. De hecho los musulmanes que ocupan Sicilia desde el año 827, han intentado en diversas ocasiones llegar hasta Roma.

SERGIO III depone y hace encarcelar al antipapa CRISTOBAL I. Finalmente lo hace degollar.


El papa SERGIO III -cuya vida privada es tan escandalosa como la pública- ha hecho encarcelar al antipapa CRISTOBAL I. Finalmente lo hace degollar. La calidad de los obispos deja mucho que desear, pues la elección de los príncipes no obedece únicamente a consideraciones religiosas. Pueden desear como obispo a un buen militar; quieren dejar bien colocados a sus numerosos hijos; incluso venden el cargo al mejor postor. Se habla entonces de simonía, es decir, de tráfico de cosas sagradas, tal como había intentado hacer Simón el mago (Hch 8,20). A malos obispos corresponden malos presbíteros y malos fieles. Se acusa a muchos presbíteros de nicolaísmo, o sea, de concubinato, por referencia al Apocalipsis (Ap 2,6.14-15). Es verdad que la legislación eclesiástica en materia de matrimonio y de celibato de los presbíteros no siempre ha estado clara. Los abusos cunden también en el papado. Esto explica los papas concubinarios y los papas menores de veinte años. Por razones de moralidad, los emperadores alemanes imponen a su vez su candidato para la sede de Pedro…

En el Occidente triunfa el feudalismo. La Iglesia, tiene grandes posesiones y no puede alejarse del mismo.


En el Occidente triunfa el feudalismo, y la Iglesia, que tiene grandes posesiones, no puede alejarse del mismo. Los obispos y abades deben auxilio y consejo a su señor y a la vez son señores de sus vasallos, a los que personalmente tienen que atender en lo espiritual. El nombramiento de laicos para los distintos cargos eclesiásticos por parte real o imperial motiva la simonía y el nicolaísmo, que dan lugar a un enfrentamiento con la Iglesia. Todo ello, y la vida deplorable de los clérigos hace necesaria una reforma que tendrá sus inicios en el monacato.

Se llega a desear los cargos eclesiásticos por sus beneficios materiales.


Los beneficios materiales que comportan los cargos eclesiásticos, conllevan el que por una parte el emperador tenga interés en otorgar los cargos episcopales a personas de su beneplácito, y por otro lado, los obispos así elegidos, que carezcan de verdadero celo, fácilmente descuiden su misión de pastores de almas. Existe también otra dolorosa plaga: la comercialización de los cargos espirituales, o simonía. En el bajo clero el problema fundamental reside en la falta de instrucción, que a veces es ignorancia completa. Las consecuencias más graves de todo ello derivarán en un penoso estado de hecho: el servilismo del papado.