En el Tíbet, un rey mítico llamado Nyakhri GAMPÓ inicia una dinastía de 30 reyes que gobernarán hasta que aparezca el primer rey budista en el siglo VI dC. Esta dinastía militar se establece inicialmente en el valle de Yarlung y, gradualmente, irá expandiendo su dominio al planialto tibetano entre China, Birmania, Bhutan, La India y el Nepal próximo a las montañas del Himalaya. Para cubrir el período que nos lleva hasta 10.000 años atrás, los tibetanos recurren a la mitología y, en algunos viejos textos, se narra que los primeros moradores del Tíbet fueron un mono y una diablesa. Sus descendientes, mitad mono y mitad diablo, tras numerosísimas reencarnaciones cobraron su actual forma humana. Sus maestros, divinidades procedentes de siete reinos celestiales, les enseñaron a comprender el Universo a la vez que les enseñaron a dominar la naturaleza. Así, les enseñaron la agricultura, el dominio del fuego, el arte de la medicina, la herrería o las sutilezas del gobierno y de la política.

El territorio de Tíbet está fragmentado políticamente. Por estas fechas, el rey NAMRI SONGTSEN de Yarlung, territorio al sur del río Tsangpo, da inicio a la unificación de los diferentes reinos del Tíbet, al imponerse en una asamblea de señores feudales. En los siguientes tres siglos, Tíbet vivirá una época de esplendor y expansión con los chogyal (reyes religiosos).

Songtsen GAMPÓ, rey del Tíbet (605-650). Es hijo de Namri Sontgsen. Fundador de Lhassa. Convertido del chamanismo al budismo, bajo la influencia de sus dos esposas. Hará venir monjes hindúes para convertir el Tíbet.

El reino del Tíbet se consolida en el siglo VII, cuando el rey Songtsen GAMPÓ, unifica las tribus tibetanas que habitan en la inmensa meseta del Asia Central. Este monarca llega a reunir un ejército de 100.000 hombres, además de introducir y adaptar un alfabeto de origen indio. Según la leyenda, Songtsen GAMPÓ vivirá hasta los 206 años. Entonces, aún en plena juventud, dejará el trono y se retirará a un lugar desconocido para poder rezar y meditar, lugar en el que todavía hoy continúa.

Los chinos han recuperado el estratégico corredor de Gansu y empiezan a extender sus dominios hacia el Asia central, creando un protectorado militar en la cuenca del Tarim y controlando la “ruta de la seda” por donde penetran el budismo, el islam y el cristianismo nestoriano. Esta expansión dará lugar a los primeros contactos generalizados entre China y el Tíbet, que surge como un poderoso reino. También TAI TSUNG se relacionará con Irán y con la India. Por otra parte, tomará medidas que tenderán a limitar la influencia del budismo.

Songtsen GAMPÓ del Tíbet, se desposa con tres princesas de la corte china, controlada por la dinastia TANG, y cada una de ellas lleva a Lhasa -la capital- a eruditos y estudiosos que ya han tenido contacto, a través de India, con el budismo. Así, el acuerdo de respeto mutuo con China abonará el terreno para que el budismo vaya infiltrándose en Tíbet, al principio como doctrina compatible con los ritos animistas de la religión autóctona pón y como refuerzo ideológico del origen divino que se atribuyen los chogyal. En el caso tibetano, el budismo será designado desde Occidente como lamaísmo, que subraya el papel que desempeñan en él los lamas (maestros espirituales).

Expansión tibetana al Turkestán y a Tsinghai.

Los tibetanos arrebatan a los chinos la cuenca del Tarim.

En la fecha, los musulmanes toman Samarcanda. Alcanzan el río Indo y llegan a la frontera occidental del Tíbet. (En Samarcanda ya se fabrica papel. A partir de entonces, se propaga su uso gradual por todo el mundo islámico, llegando a Arabia a principios del siglo VIII y a Egipto poco después.)

WU TSÊTIEN, en China, se proclama, en la fecha, emperatriz. Favorecerá el budismo, adoptará como capital a Lo-yang; hará reinar el terror, pero combatirá enérgicamente a los tibetanos.