El 7 de Enero de 2009, Yan Yiming, un destacado abogado de China acude al Ministerio de Finanzas donde rellena una solicitud demandando que se hagan públicos los presupuestos para los años 2008 y 2009, incluyendo información sobre el plan de estímulo económico de 586.000 millones de dólares. Yan escribió “Nuestro gobierno debe ejercer su poder a la vista de todos”.

El partido Comunista mantiene el monopolio del poder en China, pero su autoridad se está viendo desafiada en diversos frentes filosóficos. El 13 de Enero de 2009, un grupo de más de 20 intelectuales chinos firman una carta abierta que llama a boicotear los programas estatales televisivos de noticias por considerarlos una fuente constante de parcialidad y lavado de cerebro. Por otro lado, un periódico de Pekín publica un comentario argumentando que la constitución china ampara la libertad de expresión, por lo que las autoridades no pueden decidir de manera unilateral “qué es absurdo y qué no, o qué es progresista y qué reaccionario”.

El manifiesto por los derechos humanos publicada en China y conocido como Carta 08, gana terreno lentamente, a pesar de los esfuerzos del gobierno por acallarlo. Gente ordinaria, sin antecedentes en el desafío al gobierno, comienzan a distribuir el documento declarándose partidarios. A finales de enero de 2009 ya lo han firmado más de 8.000 personas en toda China. Aunque todavía son muy pocos, aquellos que han firmado el documento, y el amplio espectro social del que provienen, han convertido al manifiesto por los derechos humanos, en un significativo indicador de la demanda de democracia en China, que es una de las pocas campañas que se mantienen desde las manifestaciones de la Plaza de Tiananmen en 1989. Al cabo de unos días la lista incluye eruditos, periodistas, técnicos informáticos, hombres de negocios, profesores y estudiantes cuyos nombres nunca antes han sido asociados con movimientos de este tipo, así como miembros de los círculos inferiores de la jerarquía social china, como peones de la construcción, peones de fábrica o granjeros. Los firmantes de esta carta corren el riesgo de ser detenidos y castigados.Pero entonces ocurre lo inesperado.

China ha vivido hoy su mayor estallido de tensión étnica de los últimos cuarenta años. Las fuerzas del orden han reprimido con inusitada dureza una protesta de la minoría musulmana de los uigures (8,3 millones). Lo que empezó como una protesta pacífica, de entre 1.000 y 3.000 uigures, por la muerte de dos miembros de esta etnia y 118 heridos en la ciudad de Shaoguan, se tornó en una batalla campal. Según varios testigos, la policía frenó la protesta y controló la situación, pero entonces se empezaron a oír una serie de explosiones desde otro lugar de Urumqi, el mercado de Döng Köruk, conocido como Erdaoqiao en mandarín. Según la policía de Xinjiang, “bandidos” violentos empezaron a atacar a personas con bastones y cuchillos, quemaron 261 vehículos, incluidos 190 autobuses, 10 taxis y dos vehículos policiales. La violencia se generalizó, los choques entre manifestantes y policías se multiplicaron y al final de la jornada se registraron 140 muertos, 828 heridos y centenares de detenidos. A lo largo de los siguientes día crecerá el número de muertos. Las críticas internacionales no han tardado en llover sobre las autoridades chinas.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su colega chino, Hu Jintao, han dado toda una lección de realismo político. Los líderes de las dos principales potencias mundiales han subrayado su compromiso de aumentar la colaboración entre ambos países en tiempos de crisis, a pesar de que no han escondido las significativas divergencias que los separan. El imponente Palacio del Pueblo de Pekín ha sido el escenario que ha reflejado los consensos y los disensos entre las dos superpotencias. La temperatura glacial que ha marcado el termómetro en la plaza de Tiananmen no tiene nada que envidiar al frío ambiente en que ha trascurrido la comparecencia de Obama y Hu ante los medios de comunicación. Han sido treinta minutos de lectura de sendos comunicados, sin derecho a preguntar por parte de los periodistas, y un obligado apretón de manos.

Liu lleva en China un año en prisión preventiva. Como profesor universitario de literatura y presidente de honor del Pen Club de escritores independientes chinos impulsó el manifiesto Carta 08 que se publicó en diciembre de 2008 y que pide unas elecciones por sufragio universal que acaben con el sistema de partido único. Asimismo, ha escrito seis artículos críticos con el Partido Comunista que ha colgado en internet. Este miércoles por la mañana, Liu ha comparecido ante un tribunal de Pekín acusado de traición. La vista no ha llegado a las tres horas. La defensa sólo ha tenido 14 minutos para explicar su posición. El activista ha sido condenado a once años por pedir democracia. Con esta sentencia, el Partido Comunista anuncia al mundo y al pueblo que utilizará todo su poder para garantizar su régimen unipartidista, en lugar de aplicar reformas. Pero la condena a este intelectual, también es un portazo en la cara de Europa y Estados Unidos, que han pedido de forma reiterada su inmediata liberación. Una actitud, que fue duramente criticada por las autoridades chinas quienes han instado a respetar la soberanía judicial de China y dejar de interferir en sus asuntos internos.

La señal de alarma acerca del desequilibrio de nacimientos en China ha salido a relucir a partir de un informe elaborado por la Academia China de Ciencias Sociales. La sociedad china avanza de forma inexorable hacia un problema de repercusiones imprevisibles. por falta de pareja femenina. La situación amenaza con desestabilizar la estructura familiar en un país que registra una acelerada tasa de envejecimiento, debido a la política del hijo único, que ha impedido el nacimiento de 400 millones en bebés en 30 años. El documento cita como causa principal de esta disparidad los abortos para evitar el nacimiento de niñas. “Los abortos selectivos siguen siendo muy frecuentes, sobre todo en las zonas rurales”, señalan las conclusiones del informe. En el campo, las familias desean un hijo porque consideran que les prestará más ayuda a la hora de trabajar y cuidará de ellos cuando sean ancianos. Una hija no lo hará, porque cuando se case deberá velar por sus suegros.

La tierra ha temblado con fuerza a primera hora de hoy en Qinghai (noroeste de China). El terremoto de magnitud 7,1, tuvo un enorme efecto destructivo y ha causado al menos 1.200 muertos y más de 10.000 heridos.