A fines del siglo XIII y a principios del XII aC., seguramente se produce un cambio de clima que afecta a toda Eurasia y es causa de que los dorios abandonen las montañas del norte de Épiro y presionando sobre las distintas tribus griegas, desciendan al Peloponeso y a Creta. Esparta y Corinto se transformarán en las principales ciudades dóricas. La región del centro y norte del Peloponeso -que más tarde se llamará Aquea- así como la costa a los largo del golfo de Corinto seguirá habitada por los aqueos. Micenas sucumbe ante la fuerza de los dorios; la civilización de la que ella es el centro decae. Los dorios poseen armas de hierro, y los micenios, que las tienen de bronce, no pueden oponerles resistencia.

Por su parte, los tesalios que provienen de las montañas del norte de Grecia, son un pueblo guerrero de destacados jinetes, pero poco atraído hacia las artes y la cultura, invaden la gran llanura del Peneos que se llamará Tesalia en lo sucesivo. Los antiguos moradores de la Tesalia, los beocios, han de someterse y pagar tributos, pero otros emigran y conquistan la comarca del Cefiso sometiendo a sus habitantes, esta región se llamará Beocia en los sucesivo, y su capital será Tebas. Los eolios que prefieren emigrar, se dirigen hacia oriente, hacia la costa de Asia Menor, a la isla de Lesbos, empujados por unos y por otros. Muchos jonios emigran igualmente hacia las mismas costas.

En los siglos posteriores al 1200 aC. -hasta el año 800 aC aprox.- la progresiva colonización de las costas de Asia Menor, primero por los refugiados procedentes de zonas ocupadas por los dorios y más tarde por los mismos dorios que habitarán en su parte sur, convertirán la región en territorio político y cultural de Grecia y será conocido con el nombre de Jonia.

Como consecuencia del retroceso económico que experimenta el mundo heleno por la llegada de los dorios, el dominio de los mares pasa a los fenicios, que aunque no establecen factorías en el mundo heleno (a excepción de Creta), hacen escala en todos los puertos del mar Egeo. A su vez, la debilidad de Egipto facilita el comercio de los fenicios.

La esclavitud como práctica social y económica fue usual en la antigüedad greco-romana, y ambas pueden considerarse las primeras sociedades “esclavistas” al estar sustentada su base económica por este sistema. El estatus social y el papel de los esclavos era considerado inferior o inexistente en relación a una persona libre. La sociedad de la Antigua Grecia tenía fundamentada filosóficamente la esclavitud que, para Aristóteles era la garantía indispensable para que los hombres libres pudieran dedicar su tiempo a la política y buen gobierno de la ciudad.

La península de Anatolla o Asia Menor ha sido desde antiguo una vía de migración y de intercambio entre Europa y Asia. Uno de los intercambios más trascendentales fue la transmisión de la agricultura del segundo al primer continente citados, Pero el período histórico no se inicia hasta el milenio -II, cuando los hititas se establecieron en el país. Hacia el año -1000, grupos frigios conquistaron gran parte de Asia Menor, y a partir de esta fecha los colonos griegos empezaron a edificar ciudades a lo largo de la costa occidental, la Jonia.

Una vez finalizadas las grandes migraciones al Egeo, los griegos desarrollan una orgullosa conciencia racial. Se llaman a sí mismos ´helenos´, nombre derivado, según Homero, de una pequeña tribu del sur de Tesalia. El término griegos, empleado por posteriores pueblos extranjeros, proviene nominalmente de Grecia, nombre en latín de una pequeña tribu helénica del Épiro con la que los romanos tienen contactos. Al margen de la mitología, que es la base de una compleja religión, los helenos desarrollan una genealogía que remonta sus orígenes a héroes con carácter semi-divino. Los pequeños estados helénicos mantienen su autonomía, siguiendo un desarrollo similar en su evolución política.

Las comunidades de pastores y agricultores que pueblan el conjunto de territorios conocidos como Grecia o la Hélade (sur de la península de los Balcanes, islas del Egeo y costa de Asia Menor) se van organizando en pequeños estados monárquicos denominados “polis”, lo cual es una consecuencia lógica de la naturaleza montañosa del país, donde cada valle se considera a sí mismo una unidad política separada. Así, pues, la antigua Grecia, cuna de la civilización occidental no es una unidad política, sino cultural. El concepto polis suele asimilarse al de ciudad-estado. Sin embargo, su territorio no se circunscribe necesariamente a una ciudad, ni siquiera a una que domine los campos de cultivo circundantes. El término polis alude simplemente a una población helena que se rige a sí misma, cualquiera que sea la fórmula de gobierno: monarquía, oligarquía, tiranía o democracia. Hay muchas en la Hélade, hasta 1.500: algunas en los territorios de la antigua Micenas y otras fundadas por colonos a lo largo de la costa mediterránea y del mar Negro.

En el año 800 aC. Homero (acerca del cual apenas se sabe algo, ni siquiera si ha existido realmente) ha escrito ya la Ilíada y la Odisea, dos extraordinarias obras maestras que siguen hoy en día tan vivas y populares como cuando se crearon. La lengua griega y estos dos poemas épicos se cuentan entre los factores que unen a las numerosas ciudades-Estado de Grecia. Por la misma época, Hesíodo escribe la Teogonía, que se convertirá en una importante guia de la mitología griega y de los antiguos y aristocráticos dioses olímpicos, encabezados por Zeus, dios del firmamento y de las tempestades.

Entre el 800 y el 650 aC. las polis griegas irán sustituyendo las monarquías por oligarquías de aristócratas, ya que las familias nobles comprarán las tierras y éstas serán la base de todo su poder y riqueza.