Cuando fallece Guido de Spoleto en 894, su hijo LAMBERTO reina en solitario tanto en Italia como en el Imperio y le sucede en el Ducado de Spoleto. Y es que el Papa FORMOSO, que se opone a la familia Spoleto, se ve forzado a coronar emperador a LAMBERTO de Spoleto (894-898), ya que el papa Esteban V ha coronado emperador a Guido de Spoleto. Pero los abusos de los espoletanos le impulsan a llamar en su auxilio a ARNULFO de Carintia.

ARNULFO de Carintia en ayuda del Papa, entra en Roma. Temiendo que el emperador LAMBERTO de Spoleto quiera dominar al Pontificado, el rey ARNULFO, ocupa Roma con excepción de una parte en donde la emperatriz ANGILTRUDE, madre de LAMBERTO, se ha fortificado. FORMOSO, en la fecha, es obligado a coronar emperador de Occidente a ARNULFO de Carintia (896-899), quien pocos días después tiene que retirarse por enfermedad. Al abandonar Roma, los espoletanos de nuevo se adueñan de la situación.

Los magiares presionan sobre Occidente. Así, el rey de Italia, BERENGARIO de Friuli, es derrotado por los húngaros, que efectúan incursiones en la Península Itálica superior.

En el año 900 LUIS III el Ciego derrota a BERENGARIO de Friuli en la península italiana con el objetivo de arrebatarle sus posesiones.

Es nombrado nuevo papa BENEDICTO IV (1.2.900-7.903) en la época en que Roma todavía está desgarrada por las luchas entre partidarios y enemigos de Formoso. Hijo de un noble romano llamado Mammalus, ha sido ordenado presbítero por el papa Formoso y elegido papa cuando el trono del Sacro Imperio Romano Germánico se encuentra vacante desde el año 898, cuando fallece Lamberto de Spoleto . Aunque BERENGARIO (Berenguer I), rey de Italia, reclama el título imperial para si, será elegido LUIS III el Ciego.

LUIS III el Ciego, esta vez resulta derrotado por BERENGARIO I de Friuli, rey de Italia, en sus constantes enfrentamientos. Éste le dejará marchar bajo la promesa de no regresar. Roma sin protección imperial es presa de la anarquía.

Fallece el papa BENEDICTO IV en extrañas circunstancias atribuyéndose su muerte a agentes de Berengario. Su lucha contra la corrupción eclesial, su sentido de la justicia y su generosidad le valdrán el título de “Grande”. Ha centrado sus mayores esfuerzos en desterrar la corrupción eclesial y volver al clero a su misión espiritual, de la que lo alejaban las apetencias materiales, las luchas de príncipes y nobles, y el ambiente general de descomposición que imperaba en Roma. No ha tenido éxito en su desigual lucha, pero el haberla emprendido honrará su memoria.

Vive en Roma un distinguido patricio -en cuyas manos está prácticamente la Ciudad Eterna- llamado TEOFILACTO I, casado con TEODORA “la Mayor”, mujer ambiciosa y poco escrupulosa en materia de honestidad. Este matrimonio tiene dos hijas llamadas TEODORA “la Menor” y MAROZIA, iguales a su madre en ambición y en todo lo demás.

El emperador LUIS III regresa de su exilio, pero no es reconocido ni por sus presuntos súbditos, que obedecen a BERENGARIO, verdadero señor de Italia. En 905, en uno de sus continuos enfrentamientos, BERENGARIO hace prisionero a LUIS y, después de arrancarle los ojos, le deja marchar a su Provenza. BERENGARIO que lo destituye como emperador, intentará infructuosamente que el Papa SERGIO lo corone como sucesor.

El papa SERGIO III, a partir de la fecha, tiene supuestamente como amantes a la esposa de TEOFILACTO I -TEODORA la Mayor- y a su hija MAROZIA que con veinte años ha conquistado el corazón del papa SERGIO III -ya cincuentón- y supuestamente de sus relaciones sacrílegas nacerá en 910 un hijo llamado JUAN (Futuro papa Juan XI). Las alegaciones acerca de la relación de MAROZIA con SERGIO serán en gran parte desechadas, pero es indiscutible que fue la madre de JUAN. De hecho hay sobradas razones para pensar que el padre de JUAN es el esposo de MAROZIA, ALBERICO I, duque de Spoleto. Por otra parte, en su relación con Bizancio, SERGIO III autoriza el cuarto matrimonio del emperador LEÓN VI con su amante ZOE, que le ha dado su único heredero. Con ello no sólo se enfrenta con el Patriarca de Constantinopla, NICOLÁS el Místico, sino que ignora tanto la legislación civil de la época, como la eclesiástica.