AUSTRALIA

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Se inicia la exploración del interior de Australia por la cuenca del río Murray a cargo de Mitchell.


A comienzos del siglo XIX las costas australianas son bien conocidas, pero la exploración del interior no se inicia hasta 1828 con la exploración de la cuenca del río Murray, completada por Mitchell. Los exploradores del siglo XIX tenían esa arrogancia del hombre blanco convencido de integrar la mejor civilización y poseer las únicas verdades religiosas posibles. Así que las tierras que contemplaban “nacían” para el mundo, sobre todo en el interior del África negra, que se dibujaba temible y mítica, el ignoto centro de Australia o las prometedoras praderas de los ahora muy civilizados EEUU..

Eyre emprende la exploración de las tierras desérticas de Australia.


Eyre emprende la exploración de las tierras desérticas de Australia. El centro de Australia fue explorado por Eyre (1839-1841), el norte por Leichhardt (1844-1848) y el oeste por Gregory (1846-1856).

Llegan los primeros colonos a Nueva Zelanda, que se halla en las antípodas de Gran Bretaña.


El 22 de enero de 1840 llegan los primeros colonos a Nueva Zelanda, que se halla casi exactamente en las antípodas de Gran Bretaña. El crecimiento de esta nueva colonia británica no resulta enteramente pacífico. Nueva Zelanda está ya ocupada por los maoríes, un pueblo polinesio. La «primera guerra maorí» duró de 1843 a 1848. No es intensa, y termina con la derrota de los indígenas. En las décadas de 1840 y 1850, Gran Bretaña otorga considerable autogobierno a los neozelandeses. Ellos (y los australianos) se hallan tan lejos de la metrópoli, que realmente carece de sentido tratar de gobernarlos atándolos corto. La lección de las ventajas de ese control relajado se ha aprendido en parte gracias a las desventuras de Jorge III casi un siglo antes. Como resultado de ello, tanto Australia como Nueva Zelanda permanecerán leales a la corona.

Leichhardt inicia la exploración de los territorios tropicales del noreste de Australia.


Leichhardt inicia la exploración de los territorios tropicales del noreste de Australia, continuada por Kennedy.

En Irlanda se produce un notable descenso de la población en aproxim. dos millones de habitantes.


En Irlanda (1846 – 1851) se produce un notable descenso de la población en aproximadamente dos millones de habitantes motivado por el cólera, el hambre (Crisis de la patata, alimento clave de la dieta irlandesa 1846-1849) y la emigración. Gran parte de los emigrantes, cruzan el Atlántico y se asientan en la Costa Este de los EEUU. Otros serán atraídos por la industria inglesa. En estos años, los católicos pasarán a ser en Inglaterra ya más de un millón. Todo esto hace que el catolicismo, en el Reino Unido, esté considerado, más que \”romano\”, como \”irlandés\”. En Londres, por supuesto, no se mueve un dedo en favor de los damnificados, pues en realidad el conflicto les beneficia. Primero porque muchos se van y otros mueren, y \”muerto el perro muerta la rabia\”, y el problema irlandés se suaviza. Y después porque una parte de esa inmigración va a parar a los centros industriales británicos, como Londres, Liverpool, Manchester, Australia, Nueva Zelanda y Canadá, como mano de obra barata.

El movimiento “cartista” alcanza su auge en 1848, cuando llegan noticias de la revolución en Europa.


En Gran Bretaña, los que apoyan la Carta de mayo de 1838 -“cartistas”- empiezan a poner una vehemencia creciente en sus peticiones. El gobierno responde con detenciones, cárcel y deportaciones a Australia. El movimiento alcanza su auge en 1848, cuando llegan noticias de la revolución en Europa. El gobierno británico, consternado por aquellos sucesos, considera el cartismo como una revolución, cosa que no es. Se trata de una reivindicación pacífica, salvo ocasionales desórdenes de importancia menor. Pero el gobierno se niega a ceder, y se limita a reforzar la represión. Y precisamente porque no se trata de una revolución, el cartismo es derrotado.

A los puertos ingleses llegan productos de todo el mundo gracias a su potente marina mercante.


Sin duda en sintonía con los acontecimientos de la época, monarca de la Gran Bretaña e Irlanda de la Segunda Revolución industrial, los valores que VICTORIA I de Gran Bretaña e Irlanda encarna encajan perfectamente en la mentalidad inglesa del siglo XIX, en el encumbramiento de una burguesía tradicionalista, educada en sólidos valores religiosos y culturales, amante del trabajo, la superación y el prestigio social. VICTORIA devuelve como un espejo la imagen que la sociedad decimonónica inglesa tiene de sí misma: una sociedad fuerte, hegemónica en el conjunto de naciones, políticamente estable y económicamente puntera. La Gran Bretaña e Irlanda victoriana se siente en la cumbre del mundo y de la historia. No en vano, el desarrollo económico alcanzado no tiene parangón en ningún otro país ni época, y domina territorios como La India, Australia, parte del Canadá, casi la mitad de África. A los puertos ingleses llegan productos de todo el mundo, gracias a la marina mercante más potente que existe.

El gobierno británico otorga a los australianos un considerable autogobierno. Dejan de llegar condenados.


En agosto de 1850, el gobierno británico otorga a los australianos un considerable autogobierno, incluyendo parlamentos libremente elegidos para las diversas provincias. Por entonces, el número de personas no excarceladas establecidas en Australia, superaba con mucho a la de antiguos presidiarios, y en 1851 el parlamento de Nueva Gales del Sur prohibe la llegada de más condenados procedentes de Gran Bretaña. Otras provincias siguen su ejemplo, y Gran Bretaña cede.

Se descubre oro en Australia, y ello provoca una afluencia de gentes de todo el mundo.


El 9 de agosto de 1851 se descubre oro en Australia, y ello provoca una afluencia de gentes de todo el mundo. La población crece con rapidez, y el continente entra en la comunidad internacional. El primer barco de vapor arribará en 1852, se construirán ferrocarriles, y se corregirá en gran medida el aislamiento del país. Pero no todo será de color de rosa. Los aborígenes recibirán un trato tan inicuo como los indígenas africanos y americanos cuando esas regiones cayeron bajo el dominio europeo.

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John McDouall Stuart, consigue, tras seis intentos, llegar a las regiones centrales de Australia.


El interior de Australia viene siendo explorado desde que se inició el asentamiento de la costa sudoriental. Edward John Eyre ha explorado las áreas desiertas del sur australiano a comienzos de la década de 1840, pero no ha sido capaz de alcanzar las regiones centrales del continente. John McDouall Stuart, tras seis intentos de llegar a dichas regiones centrales, lo consigue en 1860. En su sexto y último viaje, cruza el continente de Sur a Norte.