La abolición legal de la esclavitud en la España peninsular llegó en 1837 y excluía a los territorios de ultramar dada la presión ejercida por la oligarquía de Cuba y Puerto Rico que amenazaron con anexionarse a Estados Unidos. En la península la esclavitud de hecho había acabado con la liberación por parte del embajador del sultán de Marruecos de los esclavos musulmanes de Barcelona, Sevilla y Cádiz, mediante su compra, en 1766. En lo que respecta a las colonias en una fase que va desde principios del siglo XIX hasta 1860, sólo defendieron la abolición la presión británica y algunas personalidades aisladas que no tuvieron éxito.

En Cuba, se inaugura el primer ferrocarril español.

Se aprueba por la autoridad competente en Cuba, la sociedad, “Sociedad de Beneficencia de Naturales de Catalunya” creada por dos comerciantes catalanes emigrados a Cuba. Esta entidad filantrópica es la primera de origen extranjero creada en América.

Todos los viajeros coinciden en señalar que los catalanes han establecido una fuerte rivalidad con la competencia extranjera asentada en Cuba. Así, en 1857 los franceses advierten: “El monopolio de los comestibles reside en La Habana y está en manos de catalanes, raza trabajadora, ahorrativa y emprendedora… Apenas aparece un barco se los ve allí. Sus agentes son los primeros en subir a bordo; se cercioran de las mercancías que vienen y, si son de su agrado, tratan los precios y llegan a un acuerdo. Concluido el trato, se efectúa la repartición proporcionalmente a los aportes de cada asociado. Rechazar las condiciones que imponen es exponerse al riesgo de perder la venta. Maestros en su oficio y procediendo con raro concierto, eligen o aplastan a todos los competidores extranjeros”.

Crisis económica en Cuba. A la mayoría de las sociedades crediticias les resultará imposible sobrevivir.

Los catalanes alcanzan en Cuba una elevada importancia en los dos primeros tercios del siglo XIX y llegan a constituir una minoría cohesionada a la vez que muy especializada. Probablemente hay en Cuba entre 1858 y 1860 unos 10.861, lo que representa el 9,1 por ciento de todos los españoles. El acuerdo tácito entre los emigrados catalanes y la Administración colonial favorece la formación de una elite fusionada por los intereses económicos, el prestigio y el poder. Las fortunas catalanas en la «siempre fiel» isla de Cuba apoyan sistemáticamente a las autoridades coloniales, lo que les reporta una gran ventaja económica. Su cartera de negocios se concentra en la financiación de la plantación azucarera y la economía de exportación. En el interior parecen monopolizar cada rama del comercio y en las ciudades portuarias, más de una casa comercial, cuyos buques cubren el mar, es de los catalanes… la mayor parte del intercambio con España está en sus manos, y últimamente han extendido su correspondencia a otros países entrando en activa competencia con los comerciantes extranjeros residentes.

El fracaso de la Junta de Información convocada en 1867 por el gobierno metropolitano para revisar su política colonial en Cuba, supone un golpe demoledor para las esperanzas reformistas frustradas en reiteradas ocasiones. Tales circunstancias favorecen el independentismo latente entre los sectores más avanzados de la sociedad cubana, propiciando la articulación de un vasto movimiento conspirativo en las regiones centro orientales del país.

El sistema colonial es defendido por parte de las corporaciones empresariales catalanas durante las dos guerras cubanas y es enviado, en consecuencia, un contingente de voluntarios a combatir contra los insurrectos cubanos durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878). La emigración que se afinca y se enriquece en las colonias genera una red de intereses que hay que preservar dentro del marco de la institucionaIidad colonial española. En España no existe el servicio obligatorio y, en el caso de la guerra de Cuba, sólo van al servicio los infelices que no pueden pagar el rescate redimiéndose en metálico. Como que el servicio dura bastantes años, en tiempos de paz no se hace cumplir y se licencian a los soldados sobrantes, que quedan en la reserva como elementos disponibles.

Durante los años de la guerra en Cuba y Filipinas, prácticamente todos los partidos españoles, incluidos los republicanos, defienden un patrioterismo esquizofrénico y abonan por mantener la posesión de las colonias a base de enviar soldados a una muerte segura.

Carlos Manuel de CÉSPEDES es elegido presidente de Cuba. El general PRIM comprende que el recién nombrado presidente en Cuba no va a contentar con una simple autonomía y que luchará por la independencia. Decide entonces entablar negociaciones con el entonces representante en Madrid de los EEUU., el ministro Sickles, para estudiar la posibilidad de conceder la independencia a Cuba y Puerto Rico a cambio del pago de una suma de dinero equivalente al valor de los edificios y obras oficiales que quen en manos de los dos países; esta suma sería avalada por los EEUU. hasta que las islas saldaran su cuenta.