Abú I Hasan (1331-1351), el más importante de los soberanos benimerines. Benimerines, es el nombre castellanizado más conocido que reciben los Banu Marin, miembros de un Imperio de origen bereber Zenata cuyo núcleo fundamental estaba en el norte del actual Marruecos. Durante los siglos XIII y XIV, los Benimerines también controlan, brevemente, algunas partes de Andalucía y de la zona este del Magreb. Surgieron tras la caída del Imperio almohade y fueron reemplazados por la dinastía Wattásida. Fueron fundadores del barrio Jdid en Fez, que convirtieron en su capital y donde también construyeron muchos monumentos.

Durante los siglos XIV y XV los intercambios comerciales entre las regiones de África fueron florecientes. La sal, la malagueta y la pimienta del golfo de Guinea se cambiaban por cola y oro de la linde norte del bosque, y por cereales y pescado ahumado o salado del Sahel. De la costa oeste se llevaba pescado, marisco y cereales hasta el interior. Por lo general se practicaba el trueque, aunque también se utilizaban monedas tales como piezas de tejido, barras de hierro o de sal, cauris y objetos de oro. En el África occidental se explotó el oro de los ríos y de las montañas desde el siglo IX. En la costa oriental, Sofala (Mozambique) y Kilwa (Tanzania) extraían oro de Zimbabwe desde el siglo X. África occidental exportaba cada año entre 4 y 5 toneladas de oro. Este oro alimentaba la mayor parte del comercio en la cuenca mediterránea, y no se solía trabajar en los lugares donde se obtenía. Por último, la principal riqueza de la costa oriental era el comercio de marfil, que alimentaba todos los continentes vecinos. La construcción naval tiene una gran tradición en el océano Índico. En el siglo XIII se construian barcos redondos de gran capacidad, fabricados con planchas unidas con fibras vegetales, y estaban dotados de una vela triangular que les daba rapidez y agilidad.

A mediados del siglo XIV, las tierras que van desde Marruecos hasta Libia forman una región llamada Berbería (o país de los bereberes o berberiscos) que se convierte en la base principal de piratas árabes y beberiscos, dedicados a saquear los barcos que navegan por el mar Mediterráneo.

Según la tradición, navegantes franceses procedentes de Dieppe fundaron en 1364 las primeras factorías francesas en la costa del golfo de Guinea.

Las riquezas de los «países negros», en particular las de Malí en el siglo XIV, llamaron poderosamente la atención de los árabes y de los europeos. Al-Bakri, autor árabe del siglo XI, decía que el rey de Ghana «poseía un lingote de oro tan grande como una roca». Era tal la fama de Malí que muchos mapas europeos de África de los siglos XIV y XV representaban a un rey negro con grandes cantidades de oro coronado como un rey de Occidente.

La travesía del desierto había que prepararse detalladamente; se engordaban los dromedarios durante muchas semanas. La caravana se ponía a las órdenes de un jefe. Los nómadas, que dominaban el desierto, servían de guias. El trayecto norte-sur podía durar tres meses mientras que el regreso llevaba alrededor de un mes y medio, ya que las caravanas volvían cargadas de oro y con pocas mercancías pesadas. En el comercio transahariano se utilizaba el sistema ponderal (sistema de medida) árabe, algunas de cuyas equivalencias son las siguientes: 4,729 g de oro = 1 mitqal, una carga de sal valía 10 mitqales en el Sahel, y entre 30 y 40 más al sur. Un mitqal valía 400 cauris en el siglo XVI.

En las fértiles tierras situadas al sur del Sahara, los portugueses encuentran a gentes de una nueva raza. Parecen primitivas y, ciertamente, no son cristianas. Así que a los portugueses les parece apropiado esclavizarlas. Las tribus negras, que luchan y se esclavizan entre ellas, no oponen reparo alguno en comerciar con los portugueses con esclavos cautivos, a cambio de lo que los barcos lusos puedan ofrecerles.

Los portugueses en sus exploraciones a lo largo de la costa africana, en 1445 ya han rebasado el desierto, llegando a un punto donde la tierra es verde y la vegetación prospera: por eso la llaman Cabo Verde. Hasta entonces han avanzado hacia el Oeste, con lo que la costa africana les ha alejado cada vez más de “las indias” (o sea del Extremo Oriente), pero Cabo Verde es el punto más occidental de África. Después, los barcos toman rumbo Sureste, cada vez más al Este. Se considera, pues, que se ha rebasado la masa continental y ahora los barcos ponen proa a la India.

A mediados del siglo XV se constata la presencia de los portugueses en la desembocadura del Senegal y en Cabo Verde, controlando el comercio de esclavos hasta mediados del siglo XVI, en el que este monopolio pasa a manos de los holandeses. Intereses franceses y británicos se dejan también sentir en la zona.

Comerciantes portugueses se internan en el estuario del río Congo encontrándose con uno de los mayores reinos africanos: Bakongo, fundado probablemente a fines del siglo XIV por emigrantes bantúes procedentes de Luba, en la región de Katanga. Los portugueses y sus aliados arruinarán el poder de este reino.