REINO DE ARAGÓN (II) (1134-1716)

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Bandera de la Corona de AragónEl Reino de Aragón nace en 1035, por la unión de los condados de Aragón, Sobrarbe y Ribagorza en la figura de Ramiro I.

ALFONSO VII se entrevista con RAMIRO II y convienen ambos en el retorno de Zaragoza a Aragón.


ALFONSO VII se entrevista en Alagón con RAMIRO II y convienen ambos en el retorno de Zaragoza a Aragón. También llegan al acuerdo del vasallaje que RAMIRO rendirá a ALFONSO VII y en el futuro matrimonio de la recien nacida hija de RAMIRO, PETRONILA, con el primogénito de ALFONSO VII, SANCHO. Con ello, RAMIRO II asegura la continuidad y ALFONSO VII el vasallaje y la futura unión de Aragón. Todo ello queda registrado en el preceptivo acuerdo que se tomó en Alagón en el verano de 1136. Pero quedaba pendiente el problema de la Santa Sede y su pretensión respecto a las Órdenes Militares.

Al nacer PETRONILA, ALFONSO VII de Castilla ve la posibilidad de poseer, con su mano, Aragón entero.


Al nacer PETRONILA, se abre para ALFONSO VII de Castilla la posibilidad de poseer, con su mano, Aragón entero. Por ello cambia el acuerdo adoptado hace dos meses: ALFONSO restituye a Aragón la parte oriental del “regnum” con su capital, tal como habían acordado, pero se reserva la soberanía sobre ella; la parte occidental, la incorpora directamente a su reino. La idea de ALFONSO es que PETRONILA sea educada en la corte castellana y se prometa más tarde con su heredero.

No se saben los motivos que impulsan a RAMIRO II de Aragón a tomar la decisión de abandonar el trono.


No se saben con certeza los motivos que impulsan a RAMIRO II de Aragón a tomar la decisión de abandonar el trono. Es probable que se de cuenta de su poca aptitud para el cargo, o que sienta nostalgia de su anterior vida monacal. Tampoco la Santa Sede acepta el abandono de la vida religiosa y su matrimonio. Lo cierto es que RAMIRO II el Monje se decanta hacia algún tipo de alianza con RAMON BERENGUER IV el Santo, conde de Barcelona, con quien mantiene unas excelentes relaciones. De hecho, RAMIRO II sabe que de los años en que su hermano ALFONSO ha estado casado con Dª Urraca de Castilla, los súbditos de RAMIRO nada más coservan un mal recuerdo, por lo que se oponen a una unión con Castilla. Por otra parte, el conde no puede ver con buenos ojos la expansión de su cuñado ALFONSO VII, rey de Castilla, por tierras aragonesas. Si emparenta con Pamplona todavía será peor porque entonces Aragón se convertirá en una país anexo precisamente a aquel reino que Aragón había dominado durante sesenta años. De manera que no queda más que la tercera vía: el conde de Barcelona.

Ramon Berenguer IV acepta y ambos, Ramon berenguer y Petronila, quedan prometidos.


RAMON BERENGUER IV acepta y ambos, RAMON BERENGUER y PETRONILA, quedan -en la fecha- prometidos. (El casamiento efectivo se llevará a cabo en el año 1151). Se impone la razón de estado. De acuerdo con las normas del derecho feudal, tras la promesa de matrimonio entre PETRONILA y el conde de Barcelona, RAMON BERENGUER IV, ya hay un marido con capacidad para ejercer la autoridad regia en Aragón, que al contrario que en Castilla, las mujeres no pueden ejercer directamente este poder. RAMON BERENGUER IV rompe, en consecuencia, con la tradición, seguida durante siglos por sus antecesores, de contraer matrimonio con mujeres del norte de los Pirineos, y se compromete en matrimonio con la princesa Petronila de Aragón. De esta manera, el condado de Barcelona vuelve a reintegrarse en el proceso de reconstrucción, de reconquista, de una España que ha estado a? punto de desintegrarse por completo a causa de la invasión islámica. Y lo hace como parte no de una confederación catalano-aragonesa -que no ha existido jamás en la historia- sino como parte de la Corona de Aragón.

La intervención del cardenal Guido da la solución definitiva a la unión de Petronila y Ramon Berenguer IV.


La intervención del cardenal Guido da la solución definitiva: PETRONILA, de dos años de edad, se esposará con RAMON BERENGUER IV, de 26 años, miembro de la Orden del Temple y Conde de Barcelona; RAMON BERENGUER IV se convertirá en depositario de la herencia de las Órdenes, situación que éstas aceptan; RAMIRO II renunciará al trono tan pronto se celebren los esponsales, renuncia que el rey acoge complacido, y, por último, quedará perfectamente determinado que, de acuerdo con el derecho aragonés, al heredar el trono PETRONILA será su esposo quien gobernará, ostentando la potestad si PETRONILA muere antes y sin descendencia.

RAMIRO cede a RAMON BERENGUER IV el gobierno del reino pero no la dignidad real ya que no abdica.


De acuerdo con la fórmula, al entregar su hija, RAMIRO II ha entregado con ella, “todo su reino de Aragón”. En consecuencia, RAMIRO II, en la fecha, cede a RAMON BERENGUER IV el gobierno del reino (pero no la dignidad real, ya que no abdica) con la condición de que fueran respetadas sus leyes, usos y costumbres. Así, pues, los destinos de la Casa de Barcelona y Aragón, quedan unidos mediante una fórmula federal. El soberano, que será el nexo de unión entre ambos, será Rey de Aragón y conde de Barcelona. RAMIRO II ordena, a todos sus señores que sirvan al conde RAMON BERENGUER. Treinta y cuatro barones se comprometen bajo juramento a cumplir el pacto. RAMON BERENGUER IV utilizará, siempre para Aragón el título de “Príncipe dominador de Aragón” (Dominator regni aragonensis) (1137-1162), si bien sus súbditos darán siempre al conde de Barcelona, el título de rey.

La unión entre Aragón y el Condado de Barcelona, queda reflejada en el sello de Ramon Berenguer IV.


La unión entre el reino de Aragón y el Condado de Barcelona, según la entiende RAMON BERENGUER IV, queda perfectamente reflejada en el sello que elige: en una cara se hace representar como conde de Barcelona y en la otra como soberano de Aragón. O sea, que considera la unión de los dos países como una “unión matrimonial” que deja a cada uno su independencia interna. Por otra parte, cada pueblo conserva, también, su idioma aunque el idioma de los príncipes de la dinastía de la Casa de Barcelona es, lógicamente, el catalán.

La unión del Condado de Barcelona con Aragón representa la solución armónica a una serie de problemas.


Realizada pacíficamente, en contraste con otras uniones peninsulares, la unión del Condado de Barcelona con el reino de Aragón representa la solución armónica de un conjunto de problemas planteados por el contacto entre los dos pueblos: problemas de fronteras, porque ambos aspiran a los mismos territorios limítrofes, y problemas de expansión más allá, porque ambos aspiran a la conquista del territorio de Valencia y ambos tienen intereses similares en el sur de Francia. En la doble dirección norte-sur las fuerzas de los dos pueblos, van a conjugarse. Solamente en la dirección del Mediterráneo, al principio, Aragón se mostrará refractaria a seguir la política del conde de Barcelona; pero también esta dirección acabará imponiéndose y los aragoneses colaborarán.

RAMIRO II que conserva el título de rey de Aragón, se retira nuevamente a la vida religiosa.


RAMIRO II que conserva el título de rey de Aragón, se retira nuevamente a la vida religiosa en el priorato de San Pedro el Viejo (Huesca), donde permanecerá hasta su muerte en 1157 sin volver a intervenir en el curso de los acontecimientos.

Ramón Berenguer IV crea el escudo de los cuatro palos de gules para todo el territorio bajo su dominio


Si se da como cierta la fecha del año 1150 que los heraldistas asignan al escudo de Barcelona y se tiene en cuenta que en esa fecha el conde de Barcelona Ramón BERENGUER IV ya era también príncipe dominador de Aragón, se puede deducir que Ramón Berenguer IV crea el escudo de los cuatro palos de gules sobre campo de oro para todo el territorio bajo su dominio -Corona de Aragón- y que Barcelona le da su peculiar personalidad poniendo junto a los palos de gules su bandera blanca de plata con la cruz bermeja de Sant Jordi. De hecho, son del siglo XII, bajo el reinado de ALFONSO II, las primera referencias que se conocen. No parece correcto interpretar que el escudo se creara para Aragón y luego su uso fuera extendido a Barcelona. Cronistas como Ramon Muntaner (1265-1336) o Bernat Desclot (1250-1300) hablan del “senyal real d’Aragó”.