JUAN (Obispo de Antioquía, Siria)

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El papa CELESTINO I, en el Sínodo de Roma que se celebra en Roma, condena a NESTORIO.


Ante la gravedad de la afirmación de NESTORIO en el sentido de que a María no se le puede dar el título de Madre de Dios, afirmación hecha nada menos que por el obispo de Constantinopla, capital del Imperio, el papa CELESTINO I, en el Sínodo de Roma que se celebra, en la fecha, condena a NESTORIO y aprueba la teología de CIRILO, obispo de Alejandría. El pueblo, que ama y venera a María, precisamente bajo el título de Madre de Dios, fundamento de toda su grandeza, se alborota sobremanera y protesta tumultuariamente delante del patriarca NESTORIO. La situación se torna muy tensa en la Iglesia oriental. Parece que en el fondo, esta lucha doctrinaria oculta otra lucha de más difícil solución: Constantinopla pretende tener en Oriente el primado que hasta entonces ha ejercido la Iglesia de Alejandría, en Egipto. El obispo JUAN de Antioquia en Siria, se pone de parte de NESTORIO. Así es como entre las tres más ilustres sedes patriarcales del Oriente: Alejandría, Antioquia y Constantinopla se va gestando un choque, planteándose una situación especialmente dolorosa para la Iglesia.

Cirilo de Alejandría es depuesto por un sínodo formado por los obispos disidentes.


En la fecha, un sínodo -celebrado en Éfeso- de los obispos que no están de acuerdo con las resoluciones del III Concilio Ecuménico celebrado asimismo en Éfeso, presididos por JUAN de Antioquia, depone y excomulga a CIRILO de Alejandría. En vista de las conclusiones del sínodo de Éfeso, los delegados pontificios excomulgan, a su vez, a JUAN de Antioquia y a sus secuaces.

El nestorianismo y el pelagianismo, son condenados en el primer Concilio ecuménico de Éfeso.


El pontificado de SIXTO III está marcado por el nestorianismo y al pelagianismo. NESTORIO, obispo de Constantinopla, acusa al papa SIXTO III de abrazar sus postulados, debido a que se muestra un pontífice conciliador. SIXTO III, para rebatir dichas acusaciones hace reconstruir la basílica de Santa María la Mayor, que al dedicarla a María como madre de Dios, supone su aceptación del título de Theotokos que el concilio de Éfeso (431) ha otorgado a María en contra de las doctrinas nestorianas que sólo le otorgan el título de Khristotokos (madre de Jesús)