LEOVIGILDO, controlado el territorio norte, se dirige al sur para hacer frente a la rebelión encabezada por su hijo HERMENEGILDO. Toma de Mérida por LEOVIGILDO, a la que seguirá la de Sevilla poco después.

Campaña de LEOVIGILDO contra Bracara Augusta.

HERMENEGILDO huye a Córdoba donde es apresado por su padre. El rebelde es enviado a Valencia desde donde es trasladado a Tarragona.

El reino suevo entra en una profunda crisis política. LEOVIGILDO interviene nuevamente, vence a AUDECA, rey de los suevos, e incorpora este reino a sus estados.

Por estas fechas, LEOVIGILDO logra dominar prácticamente toda Andalucía y reducir a los bizantinos a unos pequeños reductos. Divide la Bética en dos regiones: la de Híspalis, con Sevilla, Huelva y Cáceres; y la Bética, con Granada, Almería y Jaén. Los cristianos tendrán que luchar contra sus nuevos dominadores, pero posteriormente la conversión de RECAREDO les dará la libertad, fundándose varias Iglesias en ambas regiones, cuya existencia testimoniarán en esa época las monedas acuñadas con su nombre y la concurrencia de sus Obispos a los Concilios españoles.

HERMENEGILDO es decapitado en Tarragona por el duque SISBERTO (a quien el rey godo ha encomendado la custodia de su hijo) al negarse a tomar la comunión de manos de un obispo arriano. Pero no se sabe con certeza si lo ha hecho por orden de LEOVIGILDO o por propio impulso, pues también se desconocerá la providencia que tomará el rey respecto al duque SISBERTO. ¿Es HERMENEGILDO mártir por su fe? ¿Es condenado como rebelde (HERMENEGILDO será canonizado en el siglo XVI por SIXTO V a ruegos de FELIPE II)

Fallece el rey LEOVIGILDO de muerte natural en Toledo y según parece se convierte al catolicismo poco antes de su muerte, abjurando de la fe arriana. Realmente, LEOVIGILDO ha sido el mejor rey desde que ese pueblo llegara a la Península Ibérica: ha logrado prácticamente la unidad definitiva del reino y ha sofocado todos o casi todos los núcleos de rebedía que antes de él han hecho arder por los cuatro costados a la península. El período visigodo se está caracterizando por el establecimiento de un sistema político clientelar basado en la división del territorio en feudos y en la agricultura aunque la debilidad de la dominación no tiene grandes efectos económicos o sociales sino que más bien es una incrustación de los propios visigodos en el tejido social y político preexistente.