Los primeros años del reinado de FEDERICO II (1296-1337) constituyeron un período de prosperidad económica para Sicilia.

FEDERICO II (III) de Sicilia, sintiendo afianzada popularmente la dinastía, olvida lo estipulado en Caltabellota en 1302, y reasume el título de rey de Sicilia, asociando al trono en el año de la fecha, a su hijo PEDRO como sucesor.

Al fallecer FEDERICO II (III) de Sicilia, le sucede en el trono de Sicilia, su hijo PEDRO II (1337-1342). Ya desde Anagni, muchos caballeros catalano-aragoneses habían permanecido al servicio de FEDERICO recibiendo feudos. También los comerciantes catalanes disfrutaron de privilegios y ventajas económicas durante todo el reinado. Sicilia se había convertido en punto de enlace del mundo catalano-aragonés con el Mediterráneo oriental: Alejandría, Beirut, etc. Pero este dinamismo se vio frenado ya en los últimos años de FEDERICO dado el desgaste producido por el continuo roce bélico con los Anjou.  El reinado de PEDRO II de Sicilia, estará marcado por las fuertes discrepancias entre el rey y los nobles. En algunos de estos casos, no se conseguirá soportar la presión, por lo que el rey se verá obligado a concederles mayores poderes y algunas de las propiedades reclamadas. Además, estará en lucha frecuente con ROBERTO I de Nápoles, que realizará incursiones en la isla, y con el papado, que lo censurará e instigará revueltas de sus súbditos.