A GUILLERMO II, káiser alemán, le preocupa la tendencia del canciller CAPRIVI a pensar por su cuenta, de modo que en la fecha le obliga a dimitir. Para sustituirle, GUILLERMO escoge a Chlodwig Karl Victor zu HOHENLOHE-Schillingsfurst. HOHENLOHE cuenta ya 75 años, es bondadoso y mantiene una relación amistosa con el emperador. GUILLERMO II confía en que HOHENLOHE ni soñará con oponerse a su voluntad, y desde luego no lo hará. Ocasionalmente, tratará de evitar que GUILLERMO II cometa algún disparate, pero casi siempre fracasará en su empeño.

Hohenlohe dimite como canciller alemán y GUILLERMO II nombra para sucederle Bernhard Heinrich Martin Karl von Bülov. No es probable que contribuya a mejorar la situación.