La división provincial actual es ideada en 1833 por Javier de Burgos, secretario de estado de fomento, sobre los límites de los antiguos reinos hispánicos, basándose en los ideales igualitarios y centralizadores del Nuevo Régimen surgido de la Revolución francesa. Se establece oficialmente como división provincial de España mediante Real Decreto de 30 de noviembre. (Esta división sigue básicamente vigente, salvo pequeños reajustes territoriales mayoritariamente ocurridos en los años inmediatamente posteriores y con la salvedad del decreto-ley promulgado por el directorio de Miguel Primo de Rivera el 21 de septiembre de 1927 por el que se dividen las islas Canarias en las dos provincias actuales). El Estado es dividido en 49 provincias. Las provincias reciben el nombre de sus capitales (excepto cuatro de ellas, que conservan sus antiguas denominaciones: Navarra, con capital en Pamplona, Álava con Vitoria, Guipúzcoa con San Sebastián y Vizcaya con Bilbao). Con la nueva organización administrativa, desaparecen los antiguos corregimientos, creados por el Decreto de Nueva Planta de 1716.

En este año, se inaugura la Plaza de S.Jaime tal cual ahora la conocemos. También se inaugura la primera plaza de toros de Barcelona -el Torín- en el huerto de Bacardí en la Barceloneta.

La Caja de Ahorros más antigua fue fundada el 24 de febrero de 1834 a Jerez de la Frontera por el Conde de Villacreces, según se menciona en la Real Orden de 3 de abril de 1835. Desapareció al poco tiempo para volverse a crear por Real Orden de 19 de noviembre de 1859. El 1 de febrero de 1835 abre sus puertas al público la Caja de Ahorros y Previsión de Madrid, gracias al empuje de ilustres personalidades como el Marqués de Pontejos, Ramón Mesonero Permaneces y Francisco Acebal Arratia, siento, desde el punto de vista jurídico, la primera Caja de Ahorros, aprobada por Real Decreto de 25 de octubre de 1838.

Entre 1835 y 1843 tiene lugar en Barcelona una serie de revueltas de carácter social y político conocidas con el nombre de “bullangues”. A pesar de ser provocadas por la burguesía descontenta con el poder central, tienen amplio seguimiento en las clases populares, temerosas de las consecuencias de una crisis social. Generalmente son conducidas por elementos más exaltados y por los republicanos. Estas explosiones de violencia popular, no siempre expontáneas, desembocan, en la fecha, y por razón de una visita de la reina ISABEL II a Barcelona… (por culpa de… unos toros mansos… en la corrida del Torín, la plaza, inaugurada un años antes) en el saqueo de trece conventos, de los cuales cinco son incendiados. El pueblo considera los monasterios centros de conspiración antiliberal y refugio de carlistas. En Reus, el 22 de julio de 1835, han sido atacados e incendiados los conventos de los franciscanos y de los carmelitas descalzos. El propio 25 de julio es saqueado el Monasterio de Poblet. También en Madrid, donde una epidemia está haciendo estragos, las turbas, en la misma fecha, asaltan y saquean los conventos.

Los EEUU. intentan negociar su presencia en el islote de Perejil para instalar una estación carbonera, pero Inglaterra se opone a que la nueva potencia tenga alguna influencia en el estrecho. La propuesta es desestimada.

En la fecha, a las diez de la noche y a la voz de a las armas, las compañías del cuartel de La Granja salen del cuartel, con vivas a la constitución y a la reina, se dirigen a palacio. Nombran una comisión para hablar con la reina y exponerle la imprescindible necesidad de publicar la Constitución de 1812. En un primer intento de controlar el altercado la reina emite una orden para que, en la próxima reunión de las Cortes se presente un proyecto de constitución.

Sentencia contra las comedias de la supuesta estigmatizada «Monja de las Llagas», sor Patrocinio (Lolita Quiroga), que se había prestado «a la impostura y artificio de la impresión de las llagas, cuyo origen natural se había intentado atribuir a milagro del Altísimo». Sin embargo, durante muchos años, la monja seguirá ejerciendo su influencia sobre la mentalmente débil Isabel II, imponiendo y cesando ministros.

La abolición legal de la esclavitud en la España peninsular llegó en 1837 y excluía a los territorios de ultramar dada la presión ejercida por la oligarquía de Cuba y Puerto Rico que amenazaron con anexionarse a Estados Unidos. En la península la esclavitud de hecho había acabado con la liberación por parte del embajador del sultán de Marruecos de los esclavos musulmanes de Barcelona, Sevilla y Cádiz, mediante su compra, en 1766. En lo que respecta a las colonias en una fase que va desde principios del siglo XIX hasta 1860, sólo defendieron la abolición la presión británica y algunas personalidades aisladas que no tuvieron éxito.

Los generales Espartero y Maroto, jefes de los bandos isabelino y carlista, respectivamente, acuerdan en Oñate el convenio de Bergara para poner fin a la primera guerra carlista. Se hará público dos días más tarde con el abrazo de Bergara. Por este acuerdo, se reconoce a ISABEL II como reina legítima de España por los carlistas del norte. Las negociaciones del convenio son largas y difíciles y cuentan con la mediación de potencias como Francia y Reino Unido. Finalmente el convenio recomienda a las cortes la conservación de los fueros vascos y navarros, el reconocimiento de los grados y sueldos de los militares carlistas y la liberación de los presos.

Tras la partida de su madre, la ex regente María Cristina, Isabel II y su hermana la infanta Luisa Fernanda salen para Madrid escoltadas por el nuevo regente, Espartero. Harán su entrada por la puerta de Toledo. Pero María Cristina no dejará de intrigar contra el nuevo regente desde Francia.