PABLO III (Papa)(1534-1549)

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No es posible celebrar el Concilio convocado en Mantua por la oposición de quienes deberían asistir.


Para este mes de mayo, el Papa PABLO III ha convocado un Concilio, pero los príncipes protestantes, que tanto han clamado antes por un Concilio, se niegan a ir. Los teólogos protestantes, por su parte, hacen una declaración que es una ruptura completa con la Fe de la Iglesia. El Emperador CARLOS no tiene interés en que se celebre, por las razones que hemos mencionado, y su rival, FRANCISCO I, lo obstaculiza cuanto puede por otros motivos. Finalmente, el Duque de Mantua se niega a que el Concilio se celebre en Mantua. Se convoca un nuevo Concilio para mayo de 1538 que tampoco se celebrará por los mimos motivos.

Con “Sublimis Deus”, el papa PABLO III defiende la racionalidad de los indígenas y condena la esclavitud.


La explotación de los indios por parte de los colonos españoles de México, convertido en el virreinato de Nueva España (1535/1823), es tal que, por la bula “Sublimis Deus”, de este año, el papa PABLO III defiende la racionalidad de los indígenas, en cuanto que los indios son hombres, declara que tienen derecho a su libertad, a disponer de sus posesiones y a la vez tienen el derecho a abrazar la fe, que debe serles predicada con métodos pacíficos, evitando todo tipo de crueldad. Por ello, condena la esclavitud. (Su población, evaluada en 11 millones en el momento de la conquista, no pasará de 1.500.000 en 1650).

IGNACIO de Loyola pide permiso al Papa para fundar una nueva orden, pero de características muy particulares.


IGNACIO de Loyola y sus amigos llegan a Roma. Son recibidos por el Papa PABLO III en varias ocasiones y en alguna de ellas se sientan a su mesa para discutir con sus más experimentados teólogos, quedando claro para el Papa que son combativos, hábiles dialécticamente y de segura doctrina teológica. Tienen mentes agudas y son elocuentes y brillantes. Son como militares, resueltos y disciplinados. El Padre IGNACIO no tardará mucho en pedir permiso al Papa para fundar una nueva orden, pero con unas características muy particulares. La fórmula que IGNACIO presentará al papa, conocida con el nombre de “Constituciones”, no sufrirá modificación sustancial después de su muerte y seguirá siendo la regla por la que se regirá la Compañía.

PABLO III no se descorazona y vuelve a convocar el Concilio, esta vez en Vicenza. De nuevo es aplazado.


PABLO III no se descorazona y vuelve a convocar el Concilio, esta vez en Vicenza. Cuando el día señalado, en el mes de mayo de 1538, llegan los legados del Papa, se encuentran con que sólo hay allí cinco obispos. Está claro que el Emperador y los reyes de Francia y de Inglaterra son adversarios poderosos. Es preciso, pues, aplazarlo un año. Y es que el Emperador CARLOS (V), ahora, está preparando un compromiso con los príncipes protestantes y quiere alcanzarlo antes de que la Iglesia defina sus posiciones. Una vez más se consigue retrasar el Concilio.

PABLO III consigue una tregua de diez años entre FRANCISCO I de Francia y CARLOS V del SIRG.


PABLO III mantiene una estricta neutralidad en las constantes disputas entre FRANCISCO I y CARLOS V, a pesar de que CARLOS le insiste a que apoye el imperio sometiendo a FRANCISCO a la reprobación de la Iglesia. El pontífice les induce a sostener una conferencia en Niza concluyendo, en la fecha, en una tregua de diez años, conocida como Tregua de Niza. Como muestra de buena voluntad, una nieta de PABLO III se casará con un príncipe francés, y el emperador entregará a su hija, Margarita de Austria en matrimonio, a Octavio Farnesio. Esta tregua sólo se mantendrá tres años.

PABLO III excomulga a ENRIQUE VIII. John FISHER, cardenal, será decapitado. La Iglesia lo canonizará.


El Papa PABLO III sabe de la actitud de ENRIQUE VIII de Inglaterra, que al enterarse de la muerte de Clemente VII había dicho: «No me importa que papa le suceda; le haré menos caso que a un simple sacerdote de mi reino». La respuesta del Papa es hacer Cardenal a John FISHER, obispo de Rochester, prisionero de la Torre de Londres. Luego, PABLO III excomulga a ENRIQUE VIII. John FISHER será decapitado. La Iglesia lo canonizará.

PABLO III promulga la Bula «Regimini Militantis Ecclesiae», que aprueba la Compañía de Jesús.


Los miembros de la nueva orden que quiere crear IGNACIO de Loyola, no vivirían vida monacal y no rezarían las Horas todos juntos en el Coro (algo que escandaliza a algunos miembros de la Curia). Además, añadirían un cuarto voto a los tres clásicos de pobreza, castidad y obediencia: el de estar siempre a disposición del Papa. La nueva Orden se llamaría “Societas Iesus” (SI) en latín, y en español “La Compañía de Jesús” y con el tiempo, a sus miembros se les llamará jesuitas. PABLO III se da cuenta enseguida de que ha encontrado los hombres que necesita: una auténtica milicia para luchar por Cristo. El 27 de septiembre del año 1540 promulga la Bula «Regimini Militantis Ecclesiae», que aprueba la Compañía. Por otra parte, en este mismo año, PABLO III aprueba la fundación de otras órdenes religiosas como los Capuchinos, los Teatinos, los Barnabitas y las Ursulinas.

Se destapa el Juicio Final de MIGUEL ÁNGEL en la pared del altar de la Capilla Sixtina


El Juicio Final de MIGUEL ÁNGEL en la pared del altar de la Capilla Sixtina se destapó la víspera de la fiesta de Todos los Santos de 1541 y de inmediato dio lugar a las opiniones más encontradas. No obstante, el patrono de la obra, el papa, no tuvo en principio ningún reparo en aceptarla. Es conocida la anécdota narrada por los biógrafos de MIGEL ÁNGEL, según la cual Biagio de Cesena, maestro de ceremonias, protestó ante el pontífice al verse retratado como un Minos orejudo, y pidió por ello que el artista fuera obligado a rectificar. PABLO III no pudo más que responderle que él sólo tenía influencia en el Cielo y en la Tierra, pero no en el infierno. Esta buena disposición inicial fue cambiando con el tiempo y a medida que las críticas arreciaban

El concilio de Trento está en contra de la libertad de conciencia que MIGUEL ÁNGEL ha aplicado.


La lucha contra la herejía y la celebración del concilio rigorista de Trento están en contra de la libertad de conciencia que MIGUEL ÁNGEL ha aplicado. Por otro lado, un modelo iconográfico tan revolucionario y tan peligrosamente profano como el propuesto no puede admitirse sin reparos. De ahí que se llegará a afirmar con ciertas garantías de veracidad que PABLO III decide destruir el fresco, resolución que no llevará a cabo por fallecer antes, en 1549. Sea o no eso cierto, la cuestión es que el Juicio Final irá deteriorándose durante algunos años y apenas se hará nada para evitarlo.