En Alemania se proclama la república (República de Weimar) y se nombra un gobierno provisional, presidido por el socialista moderado Friedrich EBERT, que debe convocar elecciones en un plazo muy breve.

A lo largo de toda la Gran Guerra, y después, la Santa Sede lleva a cabo una incansable labor a favor de las víctimas de la guerra, e?vacuados, heridos y prisioneros. Se organizan servicios de repatriación y de búsqueda de soldados desaparecidos, llegándose a localizar cerca de doscientos mil.

Las potencias aliadas reclaman en la Conferencia de paz de París, medidas concretas para la devolución por parte alemana de territorios invadidos, lo que conduce a la petición de fuertes reparaciones económicas. La cuestión colonial queda momentáneamente solucionada, con el establecimiento de “mandatos” que delimitan las áreas de influencia para cada nación en los ámbitos dominados. En suma, se imponen las exigencias inmediatas de los países europeos, que se han ido perfilando y asegurando mediante compromisos secretos a lo largo de la contienda. La creación de nuevos Estados que sigue a la destrucción de los cuatro imperios continentales (Austria, Rusia, Alemania y Turquía) dibuja un nuevo mapa político más acorde con la realidad, a pesar de que los problemas de los nacionalismos siguen, en buena parte, latentes. Los trabajos iniciados en París culminarán en la firma de varios tratados.

Los vencedores de 1918 en la Primera Guerra Mundial ocupan o desmantelan todas las zonas fronterizas germánicas. La desmilitarización alcanza también a las costas.