“Ve tú mismo a decirle a Augusto que ya has sido pagado”.


Un ciudadano romano, viendo un día pasar un cortejo fúnebre por una plaza de Roma, lo hizo parar y dirigiéndose al difunto le dijo: “Por favor, di al emperador César Augusto que las sumas que había dejado al pueblo no han sido todavía pagadas”. TIBERIO, cuando lo supo, hizo llamar al ciudadano que había protestado y le preguntó que cuánto le tocaba a causa del legado de Augusto. El hombre dijo la suma que creía que le correspondía y TIBERIO se la hizo pagar escrupulosamente… aunque luego lo mandó ejecutar diciéndole: “Ve tú mismo a decirle a Augusto que ya has sido pagado”.