Los conservadores están dispuestos a promover a Eduardo DATO como presidente del Consejo de Ministros del Gobierno de España, dispuesto a conceder la Ley de Mancomunidades para evitar una ruptura con los catalanes. Eduardo DATO, ocupa el poder (27/10/1913-9/12/1915) con un gobierno conservador que agrupa todas las tendencias a excepción del maurismo. Elude el enfrentamiento con las Cortes por el sistema de mantenerlas cerradas durante 18 meses de los 25 que durará su mandato. Eduardo DATO que se ha convertido en el sucesor de Antonio Maura en la jefatura del partido conservador, es hábil y dúctil ante las circunstancias pero sin embargo será acusado por los mauristas de aplazar los problemas más graves.

A pesar de las enormes dificultades parlamentarias derivadas de la fragilidad de los partidos dinásticos, por fin, en la fecha, Eduardo DATO promulga el Real Decreto por el cual se autoriza la unión de las diputaciones con fines puramente administrativos, o sea, sin traspasos de servicios ni tributos. Se llega con estas mancomunidades a una cierta forma de autonomía regional. ALFONSO XIII firma la Ley de Mancomunidades Provinciales.

En la fecha, la Mancomunitat de Catalunya -en negociación desde 1911- es aprobada por el Gobierno Central.

España declara, en la fecha, su neutralidad en la Primera Guerra Mundial que acaba de estallar. El último día de julio, Eduardo DATO, jefe del Gobierno, ha comunicado a ALFONSO XIII, que se encuentra veraneando en Santander, la decisión del Gobierno de mantenerse neutral en el conflicto. Decisión que también cuenta con el aplauso de la opinión pública. España, cuyos objetivos en política exterior son Gibraltar y Marruecos, no coincide con los intereses de la Triple Alianza ni con los de la Triple Entente. Por otra parte, la escasa fuerza militar y naval, el creciente déficit presupuestario y el escaso desarrollo de la industria y del comercio, dejan pocas opciones para la participación en la guerra mundial. De todas maneras, por un lado estaba el bando de los “aliadófilos” (integrado por la mayoría de los intelectuales, el socialismo y los políticos de izquierda) y por otro, el de los “germanófilos” (donde estaba la extrema derecha, los políticos conservadores y las bases del partido liberal).

Al estallar la guerra mundial los catalanistas exigen una legislación económica que DATO no está dispuesto a conceder porque hubiera provocado la protesta de otras regiones de la Península. Antonio Maura y los mauristas critican agriamente la política de DATO, que fracasa en su intento de reconstrucción del partido. Su gobierno cae cuando en las Cortes todas las oposiciones solicitan al ejecutivo unas disposiciones relativas al problema económico.

Una nueva protesta, la política, viene entonces a sumarse a las otras: ya que DATO no quiere abrir las Cortes, CAMBÓ, que es su principal animador, organiza en Barcelona, para los primeros días de julio, una Asamblea de Parlamentarios. Con ello pretende presionar al poder procurando una regeneración política con el concurso de todos los grupos políticos. En efecto, el programa de los asambleístas es básicamente político: formación de un gobierno provisional y convocatoria de Cortes Constituyentes. La asamblea tiene una participación reducida (menos de una décima parte del total de parlamentarios) y un tono izquierdista (acuden los diputados catalanes de todas las significaciones, los republicanos, Melquíades Álvarez y Pablo IGLESIAS). CAMBÓ hubiera querido sumar a todos estos sectores a un Antonio Maura que hubiera representado a la derecha y que era, además, el político más prestigioso de la España de la época. Mientras la asamblea está en fase preparatoria y sin trascendencia pública el Gobierno deja hacer, pero cuando se reune el 19 de julio es disuelta inmediatamente aunque sin violencia.

Disolución por orden gubernativa de las Juntas Militares de Defensa, creadas por militares descontentos con el sistema de ascensos. El gabinete de García Prieto dimitirá en junio, y su sucesor, el de Dato, reconocerá a las Juntas.

España sigue careciendo de una auténtica política social -en realidad, no la hay en ningún país de Europa- y la evidente pobreza y hasta marginación de los trabajadores son convenientemente explotados por los agitadores, en especial anarquistas que, con bombas y con huelgas, mantienen en perpetua agitación el cuerpo social. El verano de 1917 es muy violento.

Los diputados y senadores republicanos y regionalistas piden la reapertura de las Cortes. Ante la negativa del Gobierno de DATO, CAMBÓ propone la constitución de una Asamblea de Parlamentarios. Los diputados y senadores catalanes (excepto los monárquicos) se reúnen en el Ayuntamiento de Barcelona el 5 de juliol de 1917 y redactan un programa en el cual se pide la reestructuración del Estado.

En España, reconocimiento de las Juntas Militares de Defensa por el Gobierno DATO.