Así, pues, siguiendo la pésima tradición patrimonial cristiana, el reino de Castilla/ León queda dividido, a la muerte de Alfonso VII, entre sus dos hijos: Castilla para su hijo primogénito SANCHO III el Deseado (1157-1158) y León/Galicia para FERNANDO II (1157-1170). Pese a los temores iniciales de su hermano, SANCHO III no hace nada por mantener unidos los dos reinos y demuestra, así, su plena conformidad con la separación de Castilla y León. Castilla al quedar separada de León, pierde su preponderancia sobre la Corona de Aragón.

En la fecha, en pleno triunfo reconquistador, mientras FERNANDO, hijo de Alfonso VII, se encuentra sitiando Jaén, le llega la noticia, directamente de su madre, doña BERENGUELA de Barcelona, de la muerte de su padre quien en su testamento ha dejado la corona a sus hijas SANCHA y DULCE.

FERNANDO II, que ya en vida de su padre había sido nombrado rey de León/Galicia, acude a León reclamando su herencia. BERENGUELA negocia con TERESA, madre de SANCHA y DULCE, con voluntad de concordia, siendo reconocido FERNANDO como rey de León/Galicia a cambio de crecidas indemnizaciones a las infantas que se cumplen con exactitud.

Cuando FERNANDO II de León intenta invadir Castilla, como respuesta a un ataque de los castellanos, FERNANDO II y SANCHO III, hermanos y reyes de León y Castilla respectivamente, se reúnen, en la fecha, en la localidad de Sahagún y los dos llegan a un acuerdo respecto a sus comunes fronteras. Este tratado garantiza la separación de Castilla y León y establece que si alguno de los dos reyes muere sin descendencia la corona de éste pasará al otro hermano o a sus sucesores. Asimismo, se estipula la mutua defensa contra cualquier ataque y el reparto de Portugal, al que piensan atacar.

Posiblemente como consecuencia de lo acordado en Sahagún entre Castilla y León/galicia, ALFONSO ENRÍQUEZ, de Portugal decide adelantarse a cualquier ataque e invade Galicia, ocupando la región de Toroño.

Fallece SANCHO III el Deseado, rey de Castilla.

Después de dedicar un considerable esfuerzo a la repoblación de Ciudad Rodrigo, FERNANDO II, en la fecha, tiene que hacer frente a una rebelión de los burgueses de Salamanca, a los que vence en una batalla que tiene lugar en Valmuza.

Al fin, la familia Lara se impone en Castilla en el tema de la regencia de ALFONSO VIII y la familia Castro tiene que ir al exilio, buscando refugio en León. También el rey de León/Galicia, FERNANDO II, aunque con el apoyo de los Castro, invade las tierras castellanas en el verano de 1162, y toma fácilmente Segovia y Toledo, la capital. Luego, se dirige a Burgos. Entonces la familia Lara acepta que sea FERNANDO II quien ostente oficialmente la tutoría de su sobrino ALFONSO VIII, reeconociéndolo como regente de Castilla.

Interesado en los asuntos castellanos, FERNANDO II presta escasa atención a la actuación de ALFONSO I ENRÍQUEZ de Portugal que, tal vez como respuesta a la repoblación de Ciudad Rodrigo, toma la ciudad de Salamanca. Durante toda la primera mitad del año 1163, FERNANDO II intenta de todas maneras, pero infructuosamente, hacerse con la persona del rey ALFONSO VIII que se encuentra en manos de los condes de Lara. FERNANDO II desiste, y regresa a León para recuperar Salamanca.

Los avances de ALFONSO I ENRÍQUEZ de Portugal por tierras gallegas son ya muy preocupantes y cuando éste ataca el castillo de Cedofeita, FERNANDO II se entrevista con el monarca portugués en Pontevedra. Ambos firman el tratado de paz de Lerez y, además conciertan la boda de FERNANDO II con Urraca, hija de ALFONSO ENRÍQUEZ; boda que tiene lugar muy poco después. Luego FERNANDO II lanza un ataque contra Castilla para combatir directamente a los condes de Lara.