Por esta época, los hurritas -un pueblo que utilizaba carros-, cuya lengua no era ni indoeuropea ni semítica, inicia su asentamiento en Mesopotamia, en la zona alta de los dos ríos, en lo que hoy es el noroeste del Irak.

Fundación por los hurritas, en el Éufrates superior, al sureste de los hititas, del reino de Mitani. Los hurritas, indoeuropeos, habían iniciado su asentamiento en la zona tres siglos atrás (1815 aC). Estado misterioso del que sólo poseemos una información indirecta a través de los archivos de los países con los que estaba en relación: Egipto y el Imperio Hitita. Mitani se enfrenta en varias ocasiones a los hititas, a quienes disputa la posesión de la Alta Siria, que, en consecuencia, cambia varias veces de manos.

TUTMOSIS I de Egipto obtiene sus victorias gracias a la habilidad de sus carreros. Como a menudo sucede, los conquistados habían aprendido de los conquistadores y los habían superado. Sin embargo, la conquista de los egipcios que se adentran en el Asia, choca con el estado hurrita de Mitanni que resiste.

En tiempos de MUSILISH II (1334-1306 aC.), hijo de SUPILULIUMA I, los hititas efectuaron una incursión contra Babilonia y alcanzaron el apogeo de su poderío. El Imperio Hitita estaba organizado como una monarquia feudal, en la que los reyes detentaban tanto el control político como religioso, sobre una sociedad muy estratificada y con grandes contrastes sociales, incluyendo la esclavitud. Uno de los aspectos más interesantes de la cultura hitita se encuentra en su compleja religión, que veneraba numerosos dioses de procedencia muy diversa (babilónica, asiánica, indoeuropea y hurrita), los cuales influyeron de forma decisiva en las distintas manifestaciones artísticas.

Urartu (el bíblico “Ararat”) era un reino hurrita fundado hacia 835 aC. al pie del Cáucaso, al norte de Asiria. Allí se desarrolló la técnica de la fundición del hierro unos cuatro siglos antes, y todavía era rico en minas de hierro y cobre.