ALI BEN HAMUD al-Nasir (Sexto califa omeya de Córdoba) (1016 - 1018)

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SULAYMÁN es ejecutado. ALI BEN HAMUD al-Nasir, sexto califa del Califato de Córdoba.


Para aplacar a las distintas etnias que dominan el califato, árabes, beréberes y eslavos, SULAYMAN inicia una política de concesión de cuotas de poder a las principales familias que realmente eran las que dominaban las distintas provincias quedando el poder real de SULAYMAN localizado exclusivamente en Córdoba. Con esta medida, en la que puede verse el germen de los futuros reinos de taifas, SULAYMAN no logra el objetivo perseguido. De hecho, ALÍ BEN HAMUD que ha sido nombrado gobernador de Ceuta por el califa SULAYMAN, dentro de su línea política de distribuir el gobierno del califato entre las distintas familias con influencia para así acabar con la anarquía en que se hallaba sumido el reino, pronto fija su objetivo político en hacerse nombrar califa, para lo cual no duda en presentarse como descendiente directo de Alí, el yerno de Mahoma. Tras desembarcar en Algeciras y apoderarse de Málaga, se dirige a Córdoba, conquistándola el 1 de julio de 1016. Tras decapitar a SULAYMAN, ALÍ BEN HAMUD se proclama califa adoptando el título de al-Nasir. Será el sexto califa del Califato de Córdoba.

ALI BEN HAMUD, califa de Córdoba, es asesinado en su propia bañera por miembros de su guardia.


ALI BEN HAMUD. VI Califa de Córdoba. Fue quien instauró la dinastía hammudí, tras su llegada al poder en 1016, cuyos orígenes se remontaban hasta Alí, yerno del Profeta. Su llegada al trono cordobés se debió a la ayuda de varios jefes bereberes, árabes y, especialmente, a Jayrán, general de los eslavos. Tras destronar y condenar a muerte a Sulaymán, a quien acusó de asesinar a Hishám II, adoptó el título de al Nasir li din Allah (el defensor de la religión de Alá). Durante su reinado, de apenas dos años, se hizo patente la división del poder de al-Andalus, donde las grandes familias gobernaban sus dominios con gran independencia del gobierno califal y este fue uno de los principales obstáculos. Por su parte, Jayrán, quien le había apoyado en su subida al trono, al ver que Hamud no era fácil de manejar, buscó un descendiente omeya para reemplazarlo (Abderramán al Mutarda, que vivía en Valencia). La aparición en escena de un pretendiente al trono en la figura del omeya ABDERRAMÁN IV, hace que el hasta entonces prudente ALÍ BEN HAMUD busque apoyo entre los bereberes y se aparte tanto de árabes como de eslavos. Ello hace que pierda la aceptación popular de la que ha gozado hasta entonces y sea asesinado el 22 de marzo de 1018, en su propia bañera, por miembros de su guardia.