JUANA de Portugal (Esposa de Enrique IV rey de Castilla y León)

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ENRIQUE IV el Impotente se casa con JUANA de Portugal, hermana de Alfonso V el Africano.


ENRIQUE IV el Impotente, en la fecha, se casa con JUANA de Portugal, hermana de ALFONSO V el Africano e hija del rey DUARTE de Portugal, con lo que se confirma el apoyo mutuo que ambos reinos se prestan.

La conducta de JUANA de Portugal y de sus damas de honor escandaliza a los cortesanos.


La conducta de JUANA de Portugal y de sus damas de honor, que con ella llegan a España, escandaliza a los pacatos cortesanos castellanos, y ello da lugar a multitud de murmuraciones y calumnias. De todos modos, en su segunda boda, ENRIQUE IV no quiere someterse a la costumbre de que la primera noche de bodas, la pasaran los reales cónyuges ante la corte y un notario, a fin de comprobar si la sábana era manchada de sangre por la desfloración (Esta costumbre de enseñar la sábana manchada de sangre es practicada todavía hoy en algunos ambientes rurales y entre los gitanos)

Nace y es jurada como heredera Juana, hija primogénita de Enrique IV y de Juana de Portugal.


En la fecha, nace y es jurada como heredera JUANA, hija primogénita de ENRIQUE IV y de su segunda esposa JUANA de Portugal. Este nacimiento desplaza aún más, como heredera, a ISABEL de Castilla. Algunos dicen que ENRIQUE IV es impotente, pero parece que sólo lo ha sido en su relación con BLANCA -su primera esposa- y por causa de hechizo según se cree. De hecho ENRIQUE IV fue un rey mujeriego.

Isabel reconocida por Enrique IV heredera de la corona de Castilla e Isabel reconoce a Enrique como rey.


ENRIQUE IV conoce la noticia de que JUANA la Beltraneja, que es aún soltera, se encuentra embarazada, lo que provoca su hundimiento moral. Tal estado anímico del rey permite, pues, que se llegue a un acuerdo. Así, en la Venta de los Toros de Guisando, entre Cadalso y Cebreros, término de El Tiemblo (Ávila) tiene lugar, entre ISABEL de Castilla y su hermano ENRIQUE IV, el “Pacto de los Toros de Guisando” (Nombre que proviene de unas toscas figuras de toro, labradas en piedra barroqueña, vestigios del pastoreo celta). Este pacto, incide en la ilegitimidad de JUANA al considerar la nulidad del matrimonio de ENRIQUE IV con la reina JUANA de Portugal, situación que el rey reconoce. Como conclusión se restablece la autoridad de ENRIQUE IV, pero a costa de una concesión capital: el rey deshereda por segunda vez a la infanta JUANA y reconoce los derechos de ISABEL. Así, en la fecha, ISABEL, es reconocida por ENRIQUE IV heredera a la corona de Castilla, y, la inversa, ISABEL reconoce como rey a ENRIQUE IV.