El Tratado de Toledo determina que los infantes de Aragón renuncian a todas sus posesiones en Castilla.


El Tratado de Toledo, establecido el 22 de setiembre de 1436, determina que los infantes de Aragón renuncian a todas sus posesiones en Castilla, a cambio de una compensación económica. Se firma también la paz entre Castilla y Navarra y con todo ello, se pone fin a las reclamaciones de JUAN II de Navarra. Para confirmar la paz, se concierta la boda de la infanta BLANCA de Navarra con el príncipe ENRIQUE, heredero de Castilla.