La primera guerra chino-japonesa (1894-1895) concluye con el tratado de Shimonoseki.


La primera guerra chino-japonesa (1894-1895) concluye con el tratado, en la fecha, de Shimonoseki. Por él, Japón inicia su expansión militar. China ha de reconocer la independencia de Corea (lo que significará el fin de su influencia allí) que se convierte de hecho en un protectorado de Japón y tiene que ceder al Japón -a perpetuidad- la isla de Taiwán (Formosa) junto con algunas islas vecinas. Japón ocupará asimismo la península de Liaotung, situada al oeste de Corea, y recibirá una crecida indemnización de China, 200 millones de taels (310 millones de yens). La victoria sobre China ha puesto a Japón en la senda de la expansión, marcando además un rotundo giro en las relaciones de poder en Extremo Oriente. Los chinos, finalmente, se ven obligados a conceder privilegios comerciales al vencedor en sus puertos. Pero Rusia que tiene sus propios designios sobre China, conseguirá pocos meses después que Francia y Alemania la secunden en sus presiones para que Japón abandone la península de Liaotung y port-Arthur, a costa de una indemnización adicional por parte de China encendiendo la chispa de las fricciones entre rusos y japoneses en torno a Corea y Manchuria.