CASO PROFUMO (1963)

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En el caso Profumo, los servicios de inteligencia saben lo q?ue pasa limitándose a observar.


En la primavera de 1963 los servicios de inteligencia saben lo q?ue pasa limitándose a observar; pero todo salta por los aires cuando los rumores llen a oídos de la oposición. El gobierno tory qua irremisiblemente tocado. El escándalo Profumo habría sido «la noticia del año» si la muerte de Juan XXIII y el asesinato de Kennedy no le hubieran robado los focos. Pero más castiga Londres los perjurios públicos que los pecados de alcoba, por lo que el escándalo que debió llamarse Ward -por el doctor «celestina» que trabajaba para el M15- acabó llamándose «el caso Profumo» por el ministro que pagó el pato.

John Profumo, es conocido en el mundillo político simplemente como Jack.


El caso Profumo es todavía hoy referente mundial en lo que a escándalos políticos se refiere, al combinar sexo, poder, chicas guapas, espionaje, casas de campo, nobleza, lealtad y mentiras en una proporción digna de película de James Bond. Y acabó con la carrera del ministro y el suicidio del proxeneta, aunque al final hubo un punto de redención mitad religiosa y mitad propia de una novela de Dickens: el arrepentido ministro se pasó cuarenta años trabajando para una organización caritativa del East End de Londres dedicada al cuidado de los leprosos, sirviendo comidas para aclarar su conciencia. John Profumo, nacido en el seno de una familia corsa que había emigrado treinta años antes a Inglaterra era conocido en el mundillo político simplemente como Jack. Ministro británico de Guerra, no fue un playboy cualquiera, sino un donjuán de la guerra fría que tuvo la pésima idea de compartir prostituta de lujo -Christine Keeler- con el agregado naval de la embajada soviética y mentir sobre ello. Igual que en el caso de Nixon y el Watergate, Profumo no cayó por el pecado original, sino por las subsiguientes mentiras.

En el caso Profumo, la prostituta Keeler no es una prostituta cualquiera.


Y es que la prostituta Keeler no era una prostituta cualquiera. Formaba parte del harén de un conocido osteópata y proxeneta llamado Stephen Ward, que se movía en los más altos círculos y cuyas orgías gozaban de gran reputación. La mala suerte de Profumo fue que Christine, a la que vio por primera vez saliendo desnuda de la piscina en la mansión campestre de lord Astor en Cliveden – hoy un hotel-, se acostaba también con Yevgeny Ivanov, presunto agente del KGB tras la pantalla de agregado naval de la embajada soviética en Londres. Eran los tiempos en que la URSS tenía reservado el papel de enemigo de Occidente.

Harold MacMillan, primer ministro británico presenta la dimisión por el caso Profumo.


Harold MacMillan, primer ministro británico presenta la dimisión por el caso Profumo. El laborismo arrasará en las próximas elecciones.