La misma pistola usada para asesinar a Massimo D’Antona en 1999, es usada también para el de Marco Biagi, otro consejero económico, en este caso del gobierno derechista de Silvio Berlusconi, y figura clave en las actuales políticas de mercado de trabajo italianas. Las Brigadas asumen la responsabilidad.

Dos activistas de las Brigadas Rojas, Mario Galesi y Nadia Desdemona Lioce, inician un tiroteo con la policía en un tren estacionado en la estación de Terontola. Galesi y Emanuele Petri (uno de los policías) mueren. Lioce es detenida.

Los Carabinieri arrestan a seis miembros de las Brigadas en redadas simultáneas en Florencia, Cerdeña, Roma y Pisa, estando esta operación relacionada con el asesinato de Massimo D’Antona.

La policía italiana detiene en el norte del país a quince personas organizadas y entrenadas para resucitar las Brigadas Rojas, y para cometer atentados a partir de Semana Santa. Entre los detenidos hay algunos sindicalistas, pero la mayoría son obreros en torno a los 30 años. Con esta operación policial, vuelve a la memoria italiana el terrorismo marxista-leninista de las Brigadas Rojas de los años setenta, que culminó con el secuestro y asesinato en 1978 del líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro. Los detenidos querían crear un “partido comunista político-militar”, según el juez de instrucción Guido Salvini, que en la orden de captura define así las actividades del grupo: “La asociación se proponía llevar a cabo, con el uso de las armas, actos de violencia contra el orden público, la vida y la incolumidad de las personas, y de otros objetivos políticos con finalidad terrorista y de subversión del orden democrático.” Al parecer, tenían pensado atentar contra la empresa televisiva Mediaset y contra la residencia de Silvio Berlusconi en Milán.