En los años sesenta la Comunidad Valenciana ha alcanzado un considerable crecimiento industrial, casi siempre en sectores tradicionales. En realidad, al principio de los años sesenta, posee ya una estructura de predominio industrial. El perfil social cambió y en 1975 casi la mitad de la población activa pertenece al sector secundario, siete puntos por encima de la media española. La población activa agraria pasa del 47% en 1950 al 15% en 1978. Una fuerte corriente inmigratoria se dirige hacia los núcleos valencianos. Más de un tercio de los 1.208.000 habitantes del área metropolitana de Valencia censados en 1975 ha nacido fuera del País Valenciano. La estructura más representativa es la mediana empresa y los autónomos. Característica de esta industria es la descentralización de las actividades en trabajo domiciliario, dependiente de las industrias, lo que a partir de finales de los setenta ha supuesto que se consolidara una amplia economía sumergida. Se instalan grandes empresas multinacionales del automóvil, la informática y el petróleo, aunque se lleva a cabo en la Transición la reconversión industrial de los Altos Hornos de Sagunto.

Un factor muy destacado es el desarrollo turístico en Valencia, localizado en el litoral, que ha repercutido en los sectores de la construcción, la hostelería, el ocio y la aparición de una nueva clase empresarial que crean empresas competitivas con gran capacidad de exportación (Porcelanosa, Lladró, Serratosa, Mercadona, Famosa, Turrones La jijonenca … ). El modelo turístico improvisado ha generado, sin embargo, desequilibrios territoriales y una degradación del medio natural. Los cambios sociológicos irán construyendo un país distinto.