ESCOCIA (843-1603)

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El Partido Nacional Escocés (SNP) gana contra todo pronóstico los comicios escoceses por un escaño.


Como consecuencia del desgaste de Blair y la guerra de Iraq, el Partido Nacional Escocés (SNP) gana contra todo pronóstico los comicios escoceses con una raquítica mayoría de un escaño, pero es capaz de gobernar eficazmente durante cuatro años en base a compromisos puntuales con la oposición. Su premio será una amplia mayoría absoluta en el 2011

Salmond presenta un documento que contempla las diversas opciones para el futuro de Escocia.


En el 2009, Salmond presenta un documento que contempla las diversas opciones para el futuro de Escocia –desde la total independencia hasta el statu quo pasando por la soberanía fiscal–, examina
múltiples escenarios respecto a la financiación, la moneda, la defensa y la relación con la corona. Luego abrirá una consulta popular y presentará un proyecto de ley de convocatoria de un referéndum con el apoyo de los Verdes, pero tendrá que retirarlo en vista de la oposición de los unionistas.

El pueblo de Escocia da, en 2011, la mayoría absoluta al SNP un partido que propone la independencia.


El pueblo de Escocia da, en 2011, la mayoría absoluta al SNP un partido que propone en su programa un referéndum sobre la independencia. El primer ministro británico destaca “resueltas las cuestiones de procedimiento, vamos a entrar ahora en los argumentos y voy a defender apasionadamente mi convicción de que estamos mejor juntos que separados”. El primer ministro de Escocia se mostró optimista “sobre la base de convencer a la gente de que la separación será lo mejor tanto en términos económicos como sociales, y de presentar la visión de país próspero y compasivo”. El líder del SNP ha dejado claro que no quiere un escenario ambiguo al estilo de Quebec, que no se pueden estar planteando cuestiones tan trascendentales de manera periódica, y se trata por tanto de “una oportunidad única para nuestra generación”. Si ganase el sí, empezarían unas complejas negociaciones entre Londres y Edimburgo sobre una serie de aspectos. Si triunfase el no, el sueño de la independencia quedaría enterrado por mucho tiempo.

David Cameron y el líder nacionalista escocés Alex Salmond ponen su rúbrica al Acuerdo de Edimburgo


El primer ministro británico David Cameron y el líder nacionalista escocés Alex Salmond ponen su rúbrica al Acuerdo de Edimburgo, la base legal para la celebración, en el otoño del 2014, de un referéndum sobre el futuro de Escocia que podría cambiar el mapa del Reino Unido por primera vez desde que Irlanda consiguió la independencia hace casi un siglo. Alex Salmond espera que en 2014 pueda contar con el éxito de los Juegos de la Commonwealth y la Ryder Cup de golf. El acuerdo de Edimburgo, un memorándum de trece páginas en el que representantes de los dos gobiernos han estado meses trabajando, consiste en un juego de concesiones recíprocas. En esencia, dado que existían diversas teorías sobre la legitimidad de la consulta y para que no haya ningún tipo de dudas, el Parlamento de Westminster (británico) va a transferir al de Holyrood (escocés) un poder temporal (llamado Orden 30) para realizar la convocatoria, que expirará con las últimas campanadas del 2014. O se usa o se pierde. Si gana el sí, Escocia pasará a ser un Estado independiente. Si gana el no, como actualmente sugieren las encuestas, el Partido Nacional Escocés (SNP) puede que pierda su razón de ser como abanderado de la independencia y desaparecerá del mapa político.

Londres acepta que el referendum sea: o independencia o unión.


Por un lado, Edimburgo ha aceptado que las responsabilidades constitucionales residen en Westminster y no se trata de una competencia autonómica. Por el otro, Londres ha accedido a transferir de manera provisional esos poderes al Parlamento de Holyrood para que –en palabras del propio Cameron– “un partido que obtuvo la mayoría absoluta en las últimas elecciones escocesas con la garantía de un referéndum sobre la independencia en su programa político pueda cumplir esa promesa”. Y la puntilla es el compromiso “a que se respete la voluntad popular y a trabajar juntos y de manera constructiva en defensa de los intereses de la gente, sea cual sea el resultado”. Salmond, un político astuto que ha hecho su carrera a base de correr enormes riesgos, ha tenido que renunciar en el toma y daca negociador a su opción favorita, que era presentar a los escoceses tres opciones: independencia, seguir en la Unión, o la llamada devolution max, que consiste en una especie de soberanía fiscal con amplios poderes para sentar las bases impositivas, recaudar y administrar los impuestos. Pero Londres propone, o independencia o unión.