ESLOVAQUIA (o República Eslovaca)

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El primer ministro socialdemócrata habría ganado las elecciones legislativas de hoy en Eslovaquia.


Los escándalos de corrupción, la crisis económica y el discurso ultranacionalista han hundido a la coalición que encabeza Robert Fico en Eslovaquia, según un sondeo a pie de urna. El primer ministro socialdemócrata habría ganado las elecciones legislativas de hoy con un 29,7% de los votos, pero se trata de un resultado sensiblemente inferior al 38% que le daban los sondeos hace sólo algunas semanas e insuficiente para reeditar la alianza con el xenófobo Partido Nacional Eslovaco (SNS) y el Movimiento por una Eslovaquia Democrática (HZDS) del ex primer ministro Meciar. Implicados en sonados casos de corrupción, los socios de Fico han sufrido una gran derrota: el SNS obtendría el 6,1% y el HZDS quedaría fuera del Parlamento al no tener el 5% necesario. Los tres partidos de la oposición de centro-derecha, que suman un 38,7%, podrían formar una coalición de gobierno con los dos partidos húngaros. La campaña ha estado dominada por una intensa retórica nacionalista, especialmente de Fico y del SNS, que han atacado a la minoría húngara.

Hoy se celebran elecciones legislativas en la República Eslovaca.


Hoy se celebran elecciones legislativas en la República Eslovaca. En este país, la distinción entre derecha e izquierda no tiene sentido. La lucha es entre modernidad y antimodernidad, entre los que tienen una mentalidad liberal y abierta y los que prefieren pensar en la época medieval. El Gobierno blande el término “antiguo eslovaco” y la Gran Moravia del siglo IX como origen de la nación. Rebuscar en el pasado para fabricar una mitología nacional no es un fenómeno extraño, sobre todo en un país joven, cuya única experiencia de independencia antes de 1993 se remonta al Estado títere de los nazis entre 1939 y 1945. Y es que el Gobierno Fico no sólo se ha dedicado a erigir estatuas, también ha impulsado legislaciones excluyentes con sus minorías, especialmente la húngara. Primero fue la ley lingüística, que limita el uso público de los idiomas minoritarios bajo pena de multa. Luego llegó la ley patriótica, que obliga a hacer sonar el himno y a colgar la bandera en las escuelas. Y, ya en campaña electoral, una ley que prohíbe la doble nacionalidad, en respuesta a otra ley de Budapest para conceder la ciudadanía a los húngaros que viven en los países vecinos.