DUCADO DE MILÁN

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Milán y Venecia se sublevan y expulsan de la ciudad a las tropas de Austria.


En 1848 las cosas cambian de signo en la Península Itálica, en parte porque había que condenar la Revolución que se produce en Francia ese año. Francia ha generado el fermento y lo ha propagado por Europa en 1789 y 1830, y ahora, en 1848, vuelve a hacerlo por tercera (y última) vez. Aun antes del destronamiento de Luis Felipe, ya se han registrado revueltas en el reino de Nápoles. El despreciable reaccionario que era Fernando II trata de obtener ayuda austríaca, y cuando ésta le falla (porque la propia Austria tiene también sus agitaciones internas) se ve obligado a acatar una constitución. También se adoptan constituciones en Toscana y Cerdeña. Austria, dueña del Milanesado y Venecia desde el Congreso de Viena (1814-1815), ve su hegemonía cuestionada en 1848. Las revueltas son suscitadas por los carbonari (miembros del «Carbonarismo»), que quieren una república unitaria, sin tutela pontifical.