Cerca de 20.000 personas -en lo que se ha llamado revolución de los tulipanes – se concentran en las principales ciudades del sur de Kirguistán para pedir la dimisión del Gobierno y del presidente, Askar Akaev, en el poder desde 1990, año de la independencia. La oposición acusa a los gobernantes de manipular los resultados de las elecciones parlamentarias del 27 de febrero. Los manifestantes mantienen bajo su control prácticamente todo el sur del país, a excepción de un par de poblaciones. Las protestas se han intensificado de manera especial en Osh, la segunda ciudad de Kirguistán, después de la capital, Bishkek, y Jalalabad. La oposición teme que el presidente intente cambiar la Constitución para presentarse a un tercer mandato en otoño, cuando debe abandonar el poder.

El presidente de Kirguistán, Askar Akaev, haciendo oídos sordos a la oposición inaugura la nueva legislatura.

Tras dos horas de enfrentamientos violentos, la oposición toma el poder y Akaev huye de Kirguistán. Tras el derrocamiento y huida del presidente de Kirguistán, Askar Akaev, la victoriosa “Revolución de los Tulipanes” afronta el reto de restablecer el orden y la legitimidad en esta república ex soviética de Asia Central. El Parlamento de Kirguistán, reunido en sesión extraordinaria nombra a su hasta ahora presidente, Ishengbay Kadirbékov, jefe de Estado interino y ha designado un Gobierno en funciones integrado por los líderes de la oposición. La Cámara ha decidido que las funciones del gabinete de ministros las cumpla el Consejo Coordinador de Unidad Popular (CCUP), el hasta ahora gobierno paralelo de la oposición. La rebelión popular liderada por la oposición, que denunciaba fraude en las recientes elecciones parlamentarias y exigía la dimisión del presidente, ha tomado hoy la sede del Gobierno en Bishkek y ha proclamado el fin del “régimen corrupto” y del “clan familiar” de Akáev.

En Kirguistán se convocan elecciones para el próximo 26 de junio lo que se considera precipitado ya que las nuevas autoridades tendrán que buscar el equilibrio para que los choques internos no provoquen un enfrentamiento civil. A partir de este momento todo son cábalas para saber cual será la próxima ex república rusa que se atreva a un levantamiento popular para conseguir unas elecciones limpias y democráticas. El efecto dominó está en proceso. De todas maneras, el descontento y unas elecciones en las que invariablemente ganan los de siempre no son suficientes para que caiga la siguiente pieza del dominó. De las cinco repúblicas de Asia central, Kirguistán es la única donde se había formado un movimiento opositor que el poder no había reprimido. Pero en los países vecinos: Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán y Turkmenistán la oposición es muy débil. Por otra parte en alguna de ellas todavía están muy recientes los azotes del extremismo islámico de los noventa. Quedan también: Azerbaiyán y Bielorrusia con sus características especiales.

El Parlamento de la ex república soviética de Kirguistán anula la convocatoria de elecciones presidenciales para el 26 de junio. Los diputados debaten desde el martes la aceptación de la dimisión de Askar Akaev, el presidente depuesto por las masas. Los diputados tienen que encontrar una fórmula que respete la legislación vigente y, al mismo tiempo, dé al ex presidente garantías de inmunidad.

El líder de la oposición Kurmanbek Bakiev es elegido presidente de Kirguistán, en julio de 2005.

En Kirguistán, grandes protestas para exigir una reforma constitucional y más acción contra la corrupción.

Nueva constitución en Kirguistán que limita los poderes presidenciales.

Una reforma constitucional vuelve a concentrar el poder en manos del presidente Bakiyev del Kirguistán.

En Kirguistán, la oposición se queda fuera del Parlamento tras unas elecciones legislativas marcadas por el fraude.