Con la detención de cinco espías republicanos se inicia el «caso Watergate», escándalo politico originado en EE.UU a raíz de la instalación, durante la campaña presidencial, de unos aparatos de escucha en el cuartel general del Partido Demócrata en el Watergate Building, en Washington, por miembros del Partido Republicano y con conocimiento de Richard Nixon, que sería elegido presidente. Organizado el proceso (impeachment) contra éste, dimitirá de su cargo el 9 de agosto de 1974 para evitarlo.

En marzo de 1974 el Gran Jurado federal de EEUU. considera al presidente de EEUU., Richard Nixon, copartícipe, sin cargos formales, en una conspiración para obstruir la acción de la justicia en la investigación del escándalo Watergate. Richard Nixon intentará restablecer su prestigio con viajes al Oriente Próximo y a la URSS en el verano de 1974.

El 24 de julio, el Tribunal Supremo de EEUU. determina, de forma unánime, la obligación del presidente Richard Nixon de entregar las últimas grabaciones. Una de éstas, que recoge la orden dada por Nixon al FBI para que detengan su investigación sobre las escuchas, constituye la prueba concluyente del papel de Nixon en el encubrimiento del caso.

En la tarde del 8 de agosto, Richard Nixon, presidente de EEUU., anuncia por televisión su decisión, sin precedentes en la historia de EEUU., de dimitir.

El 9 de agosto Gerald FORD vicepresidente de EEUU., presta juramento del cargo de presidente de la nación, ante la dimisión de Richard Nixon enredado en el Watergate. “Nuestra larga pesadilla nacional ha terminado”, dijo FORD nada más jurar el cargo. Un mes después, dará continuidad a esta frase con la decisión más controvertida de su vida: perdonar a NIXON por cualquier delito que hubiese cometido durante su mandato. Siempre consciente de sus limitaciones dijo en cierta ocasión -“soy un Ford, no un Lincoln”-, en manido paralelismo automovilístico.

Gerald FORD, presidente de EEUU. perdona a NIXON por cualquier delito que hubiese cometido durante su mandato (léase Watergate). FORD lo justifica así: “Es una tragedia estadounidense en la que todos hemos tomado parte. Podría seguir y seguir, o alguien debería escribir su final. He llegado a la conclusión de que sólo yo puedo hacerlo. Y si puedo, debo”. El perdón a Nixon es acogido con gran indignación, como un favor indigno. La popularidad de Ford se desplomará y probablemente es lo que le costará después la reelección. Sin embargo, una encuesta de la cadena ABC, en el 2002, revelará que seis de cada diez norteamericanos considerará correcta la actitud de Ford.

El nonagenario W.Mark Felt, ex número dos del FBI, ha decidido revelar que fue él la “Garganta profunda” del caso Watergate, o sea el hombre que hace más de treinta años filtró al diario The Washington Post detalles claves en el escándalo que derribo al presidente Richard Nixon. Esta revelación la ha efectuado ahora porque, entre otra razones, su familia le ha convencido de que ganarían dinero para pagar facturas y la universidad de los nietos.