Ante las conclusiones del sínodo celebrado en Letrán en el año 649 por el papa MARTÍN I en el que se declara doctrina de fe el principio de que en Cristo coexisten las dos voluntades, divina y humana, y ante el resultado negativo de la acción anterior tomada contra el Papa, el emperador CONSTANTE II envía una fuerza armada que, esta vez sí, logra su objetivo. El Papa MARTÍN I es raptado y llevado a Constantinopla donde, en la fecha, desembarca humillado y enfermo. Allí se intenta que deje sin efecto lo acordado en Letrán. Ante la rotunda y total negativa del papa, quien se reafirma en la ortodoxia, es condenado a muerte y a ser públicamente flagelado. Finalmente se le conmuta la sentencia por la de destierro a Quersoneso (Crimea), en el mar Negro. La iglesia de Roma, permanece absolutamente pasiva durante la dura prueba de MARTÍN y no realiza el menor esfuerzo por ayudarle.
