INOCENCIO VIII, preocupado por la brujería, promulga la bula «Summis desiderantes affectibus»


INOCENCIO VIII, preocupado por la brujería, promulga, el 5 de diciembre de 1484, la bula «Summis desiderantes affectibus» en la que reconoce su existencia, derogando así el Canon Episcopi de 906 donde la Iglesia sostenía que que creer en brujas era una herejía. Envía a Alemania a los inquisidores Heinrich Kramer y James Sprenger («el apóstol del rosario») donde realizará la que es considerada como la primera “caza de brujas” de la historia. Esta bula papal será la base para que los dominicos publiquen, en 1487, la obra Malleus Maleficarum o «Martillo de brujas» que aunque nunca ha sido reconocida por la Iglesia se convertirá en el texto básico para la descripción, caza, enjuiciamiento, tortura, quema, condena y castigo de las brujas.