La monarquía danesa se remonta al hijo de Hardegon, GORM el Viejo.


La monarquía danesa se remonta al hijo de Hardegon, GORM el Viejo. Es un caudillo vikingo danés que llega a ser rey de Dinamarca (936-958). Su reino engloba Jutlandia, Schleswig (hasta el río Eider), Funen, Selandia, Laaland, Falster, así como las regiones suecas de Skane y Halland. Su poder se extiende además sobre una parte de Noruega y algunas avanzadas escandinavas que han surgido junto a las costas del mar Báltico, pobladas por eslavos. No se trata de un reino unificado y centralizado, sino formado por pequeñas comunidades aisladas, por lo que Gorm y sus sucesores se consideran, como mucho, como los jefes supremos de estas comunidades, y su poder es limitado y poco estable. El rey Gorm es pagano, pero recibirá amistosamente a los misioneros que le enviará el rey germano, los cuales conseguirán convertir al cristianismo a su esposa Thyra Danebod. A la muerte de Thyra, erigirá las Piedras de Jelling en su memoria, donde también será sepultado él mismo a su muerte.

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